Hace unos algunos días en el blog de “Churretes de Chocolate” vi su “Tarta de arroz con leche” y me dio por imitarla, además así aprovechaba una caja de neulas que estaban en el fondo del armario y estaban algo tiernas.
La verdad es que no me quedó del todo bien, el arroz se me pego sin salvación, (tuve que hacerlo de nuevo y colocar la olla pegada a fuego lento con lejía…), además intente hacerlo en forma de rosca, pero después no me atreví a desmoldarlo, has después de estar medio comido… pero bueno, al final salió lo que veis.
Pero bueno vayamos a la receta y dejad de reíros de mi “delicioso” arroz negro y mi cazuela cocinando lejía.
Ingredientes (6 personas).
200 g de neulas (barquillos)
100 g de mantequilla
75 g de arroz
500 g de leche
Piel de limón
1 rama de canela
100 g de azúcar
4 láminas de gelatina neutra
4 guindas (para decorar)
Preparación:
Como supondréis suprimiremos el arroz pegado que después cuesta mucho limpiar la cazuela…
En primer lugar colocaremos la mantequilla en un bol y la derretiremos duran 30 segundos o 1 minuto en el microondas.
Trituramos las neulas, yo lo hice pasándoles el rodillo de amasar varias veces hasta que quedaron destrozaditas dentro de su bolsa.
A continuación mezclamos el triturado de neulas con la mantequilla derretida.
En un molde desmontable (de no sea de rosco) colocáis las neulas mezcladas con la mantequilla formando la base de nuestro pastel.
Dejamos enfriar en el frigorífico.
Pasamos a cocinar el arroz (ojo que está prohibido dejarlo pegarse), colocamos en una olla el arroz junto con la cascara de limón y la rama de canela, esperando su ebullición.
Lavamos en un colador o escurridor el arroz para quitarle el almidón y dejamos escurrir.
Cuando la leche empiece a hervir, le introducimos nuestro arroz lavado y escurrido.
Mientras disolvemos la gelatina en medio vaso de agua fría.
Cuando el arroz este casi listo, lo retiramos del fuego quitándole el limón y la canela.
Le agregamos la gelatina, mezclamos bien y volcamos sobre el molde que habíamos guardado en la nevera (que no sea de rosco).
Decoramos con las guindas, partiéndolas por la mitad.