Cuando el reloj da las doce una copla de agonía,
cantaba La Zarzamora,
más nadie daba razones ni el intríngulis sabía,
de aquella pena traidora.
Ni intríngulis ni nada. A la Zarzamora no se lo pusieron de mote porque dicen que tenía los ojos como las moras , se lo pusieron de mote porque iba a recoger moras a la sierra y volvía la pobre como si se hubiese peleado con un jaguar, y de ahí que llora que llora por los rincones.
Vamos, que lo de ir a por moras con las niñas y la cestita de mimbre es como para que te quiten la custodia. Porque a ver cómo le explicas tú al defensor del menor que eres una madre precavida que ha pensado en todo y ha tomado la precaución de llevar a las niñas con zapatos cerrados y pantalones largos, a pesar del calorazo, para que no se pincharan. A la vista de los zarpazos de zarza que tenía mi pobre niña en las piernas el pantalón debería haber sido de amianto y acero porque cualquier tejido normalito no aguanta una jornada de ir a por moras.
Y de mí misma qué os cuento, que me puse mi atuendo más choni para ir a por las moras. Unos pantalones a medio camino entre chándal de hacer "gimnasia de mantenimiento" y ropa de trekking, con las zapatillas de correr que era lo único cerrado que encontré a mano y una sudadera de flores (no questions). Pero oye, todo por evitar el lloraquelloraporlosrincones.
Pues ni por ésas. Los pinchos de las zarzas me han roto los pantalones (no se ha perdido mucho para la humanidad menos mal), y uno de ellos se me metió por la zapatilla y se me clavó en el empeine, una sensación que, oye, debe de ser lo más parecido a un cólico nefrítico.
Sin embargo, y con todo lo dicho, lo volvería a repetir. Es más, si este finde me da la ventolera igual voy a por más. Porque vamos a ver, que las moras del súper me cuesten 3,50 EUR la bandeja de 150 grs pues me sienta pelín fatal, pero en cambio, el haber pasado un día estupendo al aire libre, comiendo moras recién cogidas de la zarza, empinándonos de puntillas para alcanzar las más altas y brillantes, y conseguir llevarnos a casa casi 2 kgs de moras silvestres me sienta divinamente y me sale al módico precio de unos arañazos y la sensación de haber "trabajado" para conseguir una mini-cosecha. Me lo puedo permitir y creo que el mensaje global del día es positivo y que las niñas lo recordarán.
Eso sí, si alguien tiene un traje de neopreno de cuerpo entero de tamaño adulto y dos de niño que por favor me deje su contacto. Gracias.
Ahora os voy a dejar con esta receta, que no tiene complicación alguna pero que me parecía tan negra tan negra que iba genial con las moras. Así que la hice por eso, por negra. Y además está buena, que también podría haber carbonizado un mendrugo de pan con el horno en modo pirolítico y habría sido negro, pero creí que algo rico, además de negro, era más adecuado.
Ingredientes
1 paquete de los de 14 galletas OREO
50 grs de mantequilla fundida
100 ml de nata (crema de leche) líquida de la que se usa para montar (más de 35% de m.g.)
100 grs de chocolate negro picado groseramente con el cuchillo
1 hoja de gelatina neutra
150 grs de moras
Preparación
Hacemos la base de la tarta para lo cual picamos las OREO con su relleno y todo hasta tenerlas como en polvo. Yo lo hice en tandas de 4 galletas en el accesorio de la picadora de la minipímer. Mezclamos con la mantequilla derretida hasta tener una pasta negra.
Forramos un molde con papel sulfurizado (o podemos usar un molde desmontable) y con los dedos vamos presionando la mezcla del punto 1. por la base y las paredes del molde hasta que suba unos 3 cm. Intentamos que el grosor sea más o menos regular en toda la base. Lo metemos en la nevera como una media hora para que se endurezca.
Ponemos la hoja de gelatina a hidratarse en agua fría unos 10 min.
Preparamos una ganache de chocolate para lo cual simplemente calenamos la nata (crema de leche) en un cazo hasta que esté justo a punto de hervir. La retiramos del fuego y le añadimos el chocolate, removiendo fuera del fuego hasta que esté completamente derretido con el calor de la nata (crema de leche) y perfectamente integrado con ella.
Escurrimos bien la hoja de gelatina y la añadimos a la ganache mientras está caliente para que se disuelva y se integre bien.
Vertemos la ganache sobre la base de galleta y dejamos que enfríe hasta temperatura ambiente y luego la metemos en la nevera a que coja consistencia un mínimo de 3 horas.
Decoramos con las moras que además de ser bonitas aportan un estupendo contraste de sabor con el chocolate negro.
Cosas a tener en cuenta:
- la tarta que veis esta hecha en un molde desmoldable de 16 cm de diámetro.
- las moras que he utilizado eran frescas, con moras descongeladas no sé cómo quedará porque sueltan agua.
- las moras, como todas las frutas silvestres se estropean rápido, pero la tarta no dura mucho así que no debería ser un problema.
Qué mala es la gente, mira que decir que se hace la moderna con los pantalones rotos, si la pobre se había pasado el día recogiendo moras Reales.