Ingredientes:
Para el bizcocho en molde de 19 centímetros:
4 huevos L
150 gramos de azúcar.
50 gramos de harina todo uso.
50 gramos de harina de maiz (Maizena).
Una pizca de sal.
Para la yema pastelera:
300 gramos de huevo (unos 6 huevos aprox.)
El mismo peso de azúcar.
90 gramos de agua.
22 gramos de Maizena.
Para el almíbar:
Medio litro de agua.
200 gramos de azúcar.
La piel de un limón.
Una rama de canela.
Un chorro de coñac.
Además necesitaremos:
500 mililitros de nata (crema de leche) para montar azucarada al gusto.
Azúcar moreno.
Elaboración:
Comenzamos preparando el bizcocho (a mi me gusta hacerlo el día de antes para que se asiente la miga). Para hacer el bizcocho comenzamos batiendo las yemas con el azúcar hasta que blanquee. Una vez que hayan doblado su volumen tamizamos sobre ellas la mezcla de la harina y la maizena. Pero, ojo, sólo debemos añadir la mitad.
Seguidamente incorporamos con movimientos envolventes las claras que previamente habremos montado junto a la pizca de sal.
Finalmente añadimos el resto de la harina y seguimos mezclando con movimientos envolventes.
Vertemos la mezcla en el molde y comenzamos el proceso de horneado que debe seguir los siguientes pasos. Inicialmente horneamos nuestro bizcocho (con el horno precalentado) durante 30 minutos a 160 grados y con calor sólo por abajo. Después de ese tiempo horneamos 10 minutos más a igual temperatura pero con calor arriba y abajo. Transcurridos esos 10 minutos apagamos el horno, entreabrimos la puerta y dejamos el bizcocho así durante cinco minutos. Por último abrimos totalmente la puerta y dejamos el bizcocho dentro del horno (y con la puerta totalmente abierta) cinco minutos más. Todas estas indicaciones de horneado las he tomado del blog Cupcakes a diario.
Para preparar la crema de yema batimos ligeramente los huevos (clara y yema) junto con el agua. Añadimos entonces el azúcar que previamente habremos mezclado con la maizena y volvemos a batir. Pasamos la mezcla a un cazo y ponemos a fuego lento sin dejar de mover hasta que se cuaje. (Una vez lista la crema lo ideal es dejarla enfriar ligeramente sobre un recipiente de cristal para evitar que tome color verdoso en el cazo).
Mientras la crema enfría aprovechamos para preparar el almíbar. Es tan sencillo como colocar en un cazo el agua, el azúcar, el limón y la canela. Cuando empiece a hervir añadimos el chorrito de coñac y dejamos un par de minutos más hasta que se evapore el alcohol.
Procedemos ya al montaje de la tarta. Con ayuda de una lira o cuchillo cortamos el bizcocho en tres discos. Colocamos el primero de ellos y calamos generosamente con almíbar.
Cubrimos con una capa generosa de crema de yema, espolvoreamos de azúcar moreno y quemamos con una plancha o soplete.
Repetimos la operación con todos los discos del bizcocho (es decir todos los calamos de almíbar, los cubrimos de crema, los espolvoreamos de azúcar y los quemamos).
Finalmente decoramos los laterales de la tarta con la nata montada (crema de leche) (yo lo hice con la boquilla para hacer volantes que me gusta mucho como queda) y listo.