Elaboración:
12 yemas de huevo.
500 mililitros de agua.
350 gramos de azúcar.
Elaboración:
Ponemos a hervir en un cazo el agua y el azúcar (sin remover en ningún momento) y mantenemos al fuego hasta que alcance el punto de hebra flojo (esto es cuando alcanza los 107º ).
Cuando haya alcanzado la temperatura indicada separamos 100 mililitros (en la receta original utilizaban estos para caramelizar los moldes pero yo lo deseché y preparé caramelo del de toda la vida). Añadimos todo el almíbar (menos los 100 mililitros que hemos apartado) sobre las yemas batidas. Lo incorporamos muy poco a poco y sin dejar de batir para evitar que se cuaje.
Vertemos la mezcla en moldes caramelizados, los tapamos y los colocamos en una cacerola al baño maría (con el agua caliente) durante 8 minutos a fuego medio. Una vez transcurridos estos 8 minutos los colocamos en el horno a 180º (al baño maría y sin destapar) hasta que al pincharlos con un palito salga limpio.
Una vez que han cuajado los dejamos enfriar sin sacarlos del agua y una vez fríos los ponemos un ratito en la nevera antes de desmoldar.