Toledanas, de Toledo. como ésta que os escribe. Y muy orgullosa hoy de poder celebrar junto a mis típicas el segundo aniversario de La Cocina Typical Spanish y el tercer Día del Dulce Typical Spanish, #DíadeldulceTS.
Podría decir tanto de ellas... Mis amigas, cada en una en punto geográfico diferente del país, que son capaces de dejar lo que sea con tal de que coincidamos y pasemos un maravilloso día juntas. Conectadas siempre por Whatsapp o por teléfono. Unidas por un objetivo: que no se nos olviden nuestras raíces gastronómicas, las recetas de nuestras abuelas y madres, las que nos han alimentado y nos han hecho crecer.
A Amalia, Verónica, Lucía, las dos Isas y las dos Patricias: gracias.
Y gracias también a todos los que habéis participado en el Día del Dulce Typical Spanish con vuestras recetas, ya sea hoy o en las dos convocatorias anteriores. Gracias por habernos dejado lo mejor de vuestros recetarios.
AQUÍ os dejo el enlace a todas las recetas que han participado en esta ocasión: un estupendo recopilatorio formado por más de 40 recetas de todos los puntos geográfico del país.
Y, ahora sí, vamos con la receta.
Las Toledanas son unas empanadillas rellenas de cabello de ángel y coronadas con almendra en granillo. Son uno de los dulces más típicos junto con el archiconocido mazapán.
Casi todos los dulces toledanos usan almendra entre sus ingredientes principales, como en el caso de esta receta que os presento hoy, el mazapán, las marquesas, la sopa de almendra, los mantecados, los turrones, ...
Comprar dulces típicos de Toledo es algo que no debéis dejar de hacer si estáis de visita por la ciudad. Bueno, y ahora que os dejado la receta de estas Toledanas, también podéis prepararlas en casa.
(Para 24 empanadillas, cortadas con un vaso)
- 165 gr. de manteca de cerdo
- 125 ml. de aceite de girasol
- 125 ml. de vino blanco
- Canela molida (2 cucharadas aproximadamente; la cantidad variará dependiendo de lo que os guste la canela)
- 60 gr. de azúcar
- 500 gr. de harina
- 1/2 bote de cabello de ángel
- almendra en granillo
- 1 huevo batido para pintar
En primer lugar, tenemos que freír el aceite de girasol. Se pone en una cazuela a fuego medio y cuando esté frito se retira y se deja enfriar.
Podemos comprobar que el aceite está frito echando en él un trocito pequeño de pan y cuando éste empieza a dorarse es que el aceite está frito. Para la receta, retiraremos el trozo de pan.
Cuando el aceite esté frío, podremos continuar con la receta.
En un recipiente al fuego, pondremos el vino y el azúcar. Cuando el vino comience a hervir y el azúcar se haya disuelto, añadiremos la manteca de cerdo, el aceite y la canela. No dejaremos de remover hasta que la mezcla de estos ingredientes comience a hervir.
En ese momento añadiremos de golpe toda la harina y removeremos con una espátula. Veréis como, casi inmediatamente, la masa que se forma se desprende de las paredes del recipiente donde lo hemos puesto a calentar. Llegados a éste punto, lo retiraremos del fuego y seguiremos mezclando para que la harina quede bien integrada en la masa.
Pondremos la masa, cubierta con film, en la nevera para que se enfríe y después nos sea más fácil de manejar a la hora de formar las empanadillas. Cuanto más tiempo lo dejéis en la nevera, mejor. Yo preparé la masa por la tarde y hasta la mañana del día siguiente no formé las empanadillas.
Pasado el tiempo de enfriado de la masa, enharinaremos una superficie lisa y, con la ayuda de un rodillo la estiraremos de forma uniforme. Al principio, al estar demasiado fría, se resistirá un poco más, pero después es una masa muy manejable.
Como molde para cortar las empanadillas he utilizado un vaso pero, dependiendo del tamaño que queráis darle, podéis utilizar otros recipientes como un tazón.
Con el vaso iremos cortando círculos, en el centro de los cuales pondremos una cucharadita de cabello de ángel. Doblaremos los círculos por la mitad dando así la forma típica de una empanadilla.
Las pintaremos por una cara con huevo batido y las pondremos almendra en granillo por encima.
Si las ponéis por encima la almendra directamente ésta es fácil que no se os quede pegada. Para que la almendra se quede fijada existe el truquillo de "tirar" la empanadilla sobre la almendra. Es decir, dejaremos caer la empanadilla sobre la almendra por la parte que esté pintada de huevo y por la parte trasera, la que no tiene huevo, presionaremos ligeramente con la manos.
Después, las iremos colocando sobre la bandeja del horno y las hornearemos a 180 º unos 20 minutos o hasta que estén doradas.
A tener en cuenta:
- Estas empanadillas ganan en sabor y textura a medida que va pasando el tiempo. De hecho, estaban mucho más ricas un día después de haber sido horneadas.
He comprobado que aguantan una semana en perfecto estado si las guardáis en una caja cerrada. Puede que aguanten algo más, pero en casa se nos acabaren antes y no pude comprobarlo.
- La cantidad de empanadillas que salga de esta masa, variará del tamaño del vaso o tazón con el que lo cortéis. Si el molde es más grande, saldrán menos empanadillas.
Para mis gusto, el tamaño del vaso es perfecto para hacer una empanadillas pequeñas.
Receta de Con las zarpas en la masa.
Gracias por suscribirte, Un beso. Chus