De nuevo quiero compartir con todos mis amigos amantes de lo dulces una nueva versión de un dulce típico de cuaresma, que es de mis favoritos: Las torrijas
La versión que quiero proponeros hoy se trata de sustituir la leche típica que siempre usamos en la elaboración por horchata. Que conseguiremos con ello?
Pues que ganen mucho en sabor con la horchata, que le da un toque sumamente delicioso, y además conseguir unas torrijas sin lactosa, que le vendrán de lujo a tantos seguidores que buscan postre sin lactosa y muchas veces les cuesta encontrarlos.
Espero que las disfrutéis todos y que no las preparéis solamente en estas fechas, puesto que bien fresquitas serán todo un lujo en tiempos veraniegos.
Torrijas de horchata
Ingredientes:
• Pan para torrijas
• 1L. de horchata
• 200gr. de azúcar blanca
• La piel de un limón, sin parte blanca
• 1 palito de canela
• 2 huevos
Elaboración:
Ponemos en un cazo la horchata, la piel de limón y el palito de canela. Llevamos a fuego lento hasta que veamos que está bien caliente sin llegar a hervir.
Apartamos del fuego y le agregamos el azúcar. Removemos bien hasta que esté completamente disuelto, tapamos y dejamos que enfríe a temperatura ambiente.
Le quitamos el borde al pan de torrijas (opcional) y ponemos las rebanadas en una fuente amplia.
Vertemos la horchata infusionada con el limón y la canela ya fría sobre las rebanadas.
Dejamos unos minutos y les damos la vuelta, para que absorba bien por ambas caras.
Batimos los huevos. Cogemos una rebanada de las que teníamos sumergidas en la horchata, escurrimos el exceso de líquido y las pasamos por el huevo. Escurrimos el exceso de huevo.
Podemos freírlas en abundante aceite de girasol o de oliva suave bien caliente o hacerlas en el horno. A mí me gusta más de la segunda manera.
Si las hacemos en el horno, iremos repitiendo la operación del huevo con todas las rebanadas y las iremos colocando en la bandeja del horno, sobre papel vegetal para que sea más fácil darles la vuelta.
Lo meteremos en el horno, sin precalentar, con calor solo arriba, en la parte más alta a 200º. Las tendremos unos 10 minutos, o hasta que veamos que están doraditas.
Cuando lo estén, sacamos les damos la vuelta y volvemos a meter en el horno el mismo tiempo, para que se doren por la otra cara.
Pasado el tiempo, sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Una vez frías, podemos consumirlas así tal cual o rebozarlas por azúcar y canela.