¿Qué tal han ido las vacaciones de Semana Santa?
Qué bien vienen unos días de descanso seguiditos, ¿verdad? :)
Aunque de nuevo estas Pascuas se han empañado de malas noticias, como todos sabréis.
Siempre pienso en esas personas con las mismas ilusiones que nosotros en pasar días de vacaciones con su familia, o haciendo un viaje, o simplemente disfrutar de su ciudad sin el estrés cotidiano.
Y ese día que parece que nunca llegaba de repente se convierte en el peor de tu vida.
Es cierto pero es así.
Pero en fin, vamos a intentar sacar una sonrisa y a seguir adelante.
Espero que hayais tenido unas Felices Pascuas y podáis haber hecho algunas de esas cosas que nunca tenemos tiempo a hacer ;)
Nosotros hemos hecho una escapadita, nada menos que a Salamanca ¡Qué ciudad tan bonita! :D
Nos ha encantado, la verdad. Pronto publicaré un post dedicado a esta ciudad, porque merece la pena visitarla. La verdad es que al principio estaba un poco reacia de volver a ver una capital castellana. La última fue Ávila y no es que me disgustara, pero tenía ganas de cambiar de aires.
Mi intención era ir a Andalucía, pero el catador no tenía ninguna gana de encontrarse aglomeraciones de gente. Así que después de informarnos algo por internet decidimos ir allí, y qué deciros, no me arrepiento para nada, volvería una y otra vez.
Pero bueno, me reservo para cuando os enseñé la entrada dedicada a esta preciosa ciudad.
Y como manda la tradición, no hay Semana Santa sin torrijas. Pero este año me apetecía hacer algo diferente. Así que eché mano de mis marcadores y me encontré con esta receta a la vez tan original y fácil de preparar las típicas torrijas. ¿La responsable? Pues la archiconocida Silvia del blog Mi dulce tentación. Un blog que como todos sabreís es referente en el mundo blogero de las recetas.
Así que hoy me he levantado rauda de la cama, me he tomado el café y antes de mi quedada dominguera por teléfono con mi madre me he puesto a preparalas.
¿No me digáis que no quedan monas? Me han encantado!!!
¿Lo peor? Es que aún no las he probado, ayyysss!! Quien sí las ha probado ipso facto ha sido el catador, que justo volvía a casa de irse de ruta con la bici y ya os imagináis lo bien que le ha sentado la torrija!
Así que me fío de su criterio y malas no estarán ;)
Ingredientes:
6 rebanadas de pan de molde (casi mejor sin corteza)
Nocilla o nutella
3 fresones
2 huevos
1 chorrito de leche
7 cucharadas de azúcar
2 cucharaditas de canela
Aceite de girasol
Elaboración:
Primero, estiraremos las rebanadas con ayuda del rodillo. Si las rebanadas tienen corteza, alguna puede que se desprenda, así que lo mejor es que la quitéis.
Una vez estiradas, lavamos las fresas y les quitamos el rabito con las hojas. A mí me gusta quitarles también el corazón blanquito que tienen. Las cortamos en cuadrados pequeños. Untamos una tira de nocilla en un extremo de la loncha de pan y colocamos los trozos de fresa. Repetiremos este paso en las demás rebanadas.
Después, enrollaremos las lonchas de pan empezando por la parte donde hemos colocado las fresas con el chocolate. Para facilitar que se queden enrolladas, yo puse un poco más de nocilla en el otro extremo y así conseguiremos que se quede cerrado el rollito de pan. Una vez hecho esto, los enrollamos en papel albal y los metemos en la nevera unos minutos para que enfríen y se endurezcan.
Mientras, preparamos la sartén con abundante aceite para freir. Batimos los huevos con la leche y en otro plato hondo preparamos el azúcar con la canela. Una vez el aceite esté caliente, pasamos las torrijas por los huevos y la leche y las freimos. Cuando estén doradas, sacamos y dejamos escurrir en papel absorvente. El último paso será rebozarlas por la mezcla de azúcar y canela.