Hay un antiguo proverbio y creencia oriental que nos enseña que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias.
El hilo se puede estirar o contraer, incluso enredarse, pero nunca romper.
Somos más de siete mil millones de seres humanos en la tierra y nada es accidental en la vida, cuando conocemos a una persona y ésta nos parece especial, con quien conectamos instantáneamente, es porque sencillamente estaba predestinada a que dicho ser entre en nuestro viaje de la vida.
Persona o personas fiel a nuestra forma de ser, a nuestra alma, a nuestros propios valores, que nos aporta la sensación de afinidad fuera de una lógica normal y corriente. Un sentimiento extraño, confuso que sin comprenderlo, cuando se cruzan en nuestro camino, es como si se conociese de toda la vida, sintiéndonos cómodos y unidos por un sentimiento especial.
Todo ello lo he llegado a experimentar con mi amiga Tania, a quien conocí virtualmente hace escasamente dos años y personalmente hace unos días. ¿Sabrá ella que su nombre significa "La bella princesa"?. Y a su lado, siempre su amado Félix (no sé, me extrañaría que no supiesen que ése nombre tan unido como él, a la historia de Málaga, procede del Latín y significa "aquél que se considera feliz y afortunado".
Ambos, son dos seres realmente excepcionales?.unidos por el amor cual pareja de hermosos, bellos y coloridos agarponis (nombre científico que tiene su origen etimológico en el griego: lo toma de las palabras ágape (amor) y ornis (pájaro) y lo deben a sus fuertes vínculos de pareja); ésas maravillosas aves también conocidas como "los pájaros del amor".
Dos personas que inspiran bondad y serenidad, que desprenden una paz y una energía muy especial; apasionados de la naturaleza en toda su extensión, que siendo consciente de ello aúnan en su entorno, en su forma de ver la vida, en su cultura y aficiones los cuatro elementos. Elementos, patrones de la naturaleza,tal y como aseguraban las antiguas y ancestrales culturas, griegos, hindúes, japoneses e incluso Egipcios: Aire, Tierra, Agua y Fuego.
- Fuego en el calor del hogar, la pasión y el amor a la vida, a todo lo que le rodea, a sus raíces, a la familia y a su tierra; ésa Málaga a cuya historia están unidos para siempre. Hay un dicho, que nos recuerda que la tierra es principio y fin?..
- Aire en las rachadas del viento, ése aire que es la fuerza motriz y el empuje que mitiga la soledad que todo buen marino lleva en su corazón y hace de la travesía La fuerza motriz incluso de su vida; el empuje del viento que hincha las velas y, con ello, mueve el barco llevándole a buen puerto. El aire esa sensación de libertad, donde uno se pierde...
Y la brisa, ésa brisa entre plumas, cantos y vuelos de cientos de pájaros?..brisa que susurra al oído, que nos habla, que cuentan viejas historias de la mar
- Tierra tierra, que como bien dijo el célebre alquimista Basilio Valentino (siglo XV), no es un cuerpo sin vida sino que contiene un espíritu que es su vida y su alma. Todos los seres creados, comprendidos los minerales, extraen su fuerza del espíritu de la tierra.
Este espíritu es vida: nutrido por las estrellas, alimenta a todos los seres vivos que cobija. Por el espíritu recibido de lo alto, la tierra incuba los minerales en su seno como una madre calienta en su vientre al futuro recién nacido.
Tierra, cuyas entrañas guardan tesoros subterráneos que cuida sus secretos: metales y piedras preciosas?. Y en su exterior: vida en toda su plenitud.
- Agua. fuente de vida, ríos, lagos, nubes, lluvias, mar?.siempre la mar. ¿Verdad que sí Felix? ¿Como podríamos vivir sin nuestra mar? Y qué mejor que mis palabras, para definir lo que sentimos por ella que las de un gran poeta andaluz:
El mar:
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá? Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!
(Rafael Alberti)
Después de visitarles, cuando llegué a Mi cocina pensando en dedicarles una entrada en éste blog, mi bitácora virtual, he vuelto a recordar la placentera travesía por su mundo, imposible de olvidar cada hermoso detalle, memorizando nuestro encuentro; navegando en mi memoria ésa visita a su hogar que alimentó mi espíritu y vistió mi inquietud para hacer un plato, una receta donde el protagonista fuera el color, los minerales, la belleza, la tierra y la naturaleza de la que se rodean, Felix y Tania.
Naturaleza que desprenden y contagian?.y que yo he intentado plasmar en un plato.
Receta donde los minerales los he intentado reflejar con piñones y gelatina de vino dulce de Málaga ?. Productos malagueños y exquisitos, como ellos.
Los colores verdes y amarillos de los pájaros tropicales y de los bosques los he intentado "pintar" con aceite de oliva virgen extra, malagueño por supuesto y albahaca.
El ajonjolí me ha ayudado a plasmar las semillas y el paté me recuerda el color de la arena del desierto?.(Egipto es nuestra pasión?..¿verdad Tania?).
Y el mar?.está en mi corazón, en mi memoria, en el salitre de mi ser. El mar, siempre la mar.
¿Cómo hice éste aperitivo? Muy, muy fácil?
Ingredientes:
Una tarrina de paté de oca, ajonjolí (sésamo) negro, doce piñones, aceite de oliva virgen extra, cinco hojas de albahaca fresca, moldes de galleta (usé moldes con forma de flor de diferentes tamaños, pero no es estrictamente necesario, pueden recortar con un cuchillo), una rebanada de pan, sal y gelatina de vino moscatel (de Bodegas Jorge Ordoñez, AQUI las pueden visitar)
Los pasos a seguir:
En una sartén con una cucharada de aceite, tostar los piñones con cuidado de que no se quemen. Sacarlos de la sartén y colocarlos en papel de cocina a fin de que éste absorba todo el aceite.
En un cuenco mezclar la gelatina con los piñones, removiendo con cuidado, de forma que queden integrados.
En un mortero, machacar salando al gusto las hojas de albahaca, echándoles dos o tres cucharadas soperas de aceite. Deberá quedar una mezcla homogénea. Reservar.
Tostar el pan por ambas caras. Una vez tostado, cortarlo con el molde más grande
Mientras cortar el paté con uno de los moldes más pequeños que el pan.
Echar dos cucharadas de aceite en una sartén y una vez caliente, introducir el paté dejándolo hacer un minuto por cada cara.
Colocar el paté sobre el pan; a continuación, usando otro molde más pequeño, colocar encima la gelatina con los piñones y salsear con el aceite de albahaca.
Espolvorear el ajonjolí?..
¡¡ Buen provecho !!
Con cariño para dos bellísimas personas, nuestros amigos Tania y Felix, con todo nuestro cariño y admiración desde "Su cocina".