Lo malo de adoptar fiestas ajenas es que lo hacemos a medias, como lo del Halloween, que tiene tela.
Las comidas de aspecto asqueroso pueden tener su punto aunque no me terminan de convencer, soy de lo más clásico, la comida para mí con buen aspecto, por favor.
Que los niños se disfracen me parece muy bien, que hagan una fiesta en el cole también me parece estupendo, que se decoren calabazas, también muy chulo. Pero hasta ahí.
Por favor, padres de niños que celebran Halloween: la tradición americana dice que a las casas que no tienen calabazas encendidas en la puerta, NO se llama a pedir caramelos. Esto sería conveniente "comentárselo" a los niños antes de que salgan de casa dispuestos a aporrear timbres, que no se puede ir a lo loco sin fijarse en la dichosa calabaza, que esa parte nadie se la ha aprendido!
Los niños de mi barrio no lo tienen claro, vamos, lo que tienen claro es que les da igual. Pero como ya me los conozco, ayer después del primer timbrazo y la frasecita de marras (truco o trato, truco o trato...), desconecté el telefonillo y... paz y tranquilidad, jajaja
Mientras escuchaba a los pobrecitos delante de mi puerta ( jo, que ésto no suena!!!) me metí tranquilamente en la cocina y me preparé unas tostas de muerte para celebrar el dichoso Halloween.
Ingredientes:
- rebanadas grandes de pan payes ( o el que os guste)
- queso semi-curado de Mahón Coinga
- tomates maduros
- 1 cebolla morada
- 2 cucharadas de azúcar moreno
- 4 cucharadas de vinagre balsámico de Módena
- aceite de oliva
- una pizca de sal
Elaboración:
Para hacer la cebolla caramelizada, cortamos la cebolla en pluma bien finita. La sofreímos en una sartén con aceite de oliva, y cuando esté dorada le añadimos el azúcar moreno y una pizca de sal. Removemos y añadimos el vinagre. Seguimos removiendo con una cuchara de madera, a fuego medio, hasta que veamos que está caramelizado y ya lo apagamos.
Cogemos las rebanadas de pan y ponemos unas rodajas de tomate en cada una. Cubrimos con unas lonchitas de queso y lo metemos al horno para gratinar hasta que veamos que el queso está totalmente fundido.
Si la cebolla se ha quedado fría la calentamos un momento y servimos las tostas con una cucharada de cebolla caramelizada encima del queso. Esto está buenísimo.
¡Hasta mañana!