Para conseguir llevar una dieta equilibrada hace falta constancia, tesón, y sobre todo saber decir no. A continuación ofrecemos algunos consejos útiles sobre lo que no se debe hacer en una dieta sana.
Concentrar las comidas
Cuanto menos repartamos cada comida a lo largo del día, peor balanceada estará la dieta. Con hacer desayuno, comido y cena, aunque no se pique nada entre horas, no es suficiente. El cuerpo está consumiendo energía constantemente y si dejamos mucho tiempo entre una comida y otra, le estaremos dejando demasiado tiempo sin suministro energético. Lo ideal es hacer cinco comidas: desayuno, almuerzo, comida, merienda, y cena.
Prescindir del desayuno
Hay quienes se han acostumbrado a no desayunar nada, o tomar tan solo una taza de café o leche. El desayuno es la comida más importante del día porque es la primera dosis de combustible que va a recibir el organismo para funcionar durante el día. El cuerpo se acopla a nuestro hábitos, y si regularmente no recibe alimentos a primera hora del día, tenderá a acumular grasas en el resto de comidas para poder tener una reserva en los momentos de necesidad.Así que si al café o vaso de leche le añadimos un poco de fibra, algo de proteínas con una tostada de pan integral y queso fresco o 100 gramos de pechuga de pavo o pollo, estaremos tomando un desayuno idóneo para empezar el día con buen pié. Una pieza de fruta tampoco es mala idea para así cumplir con las cinco piezas diarias que aconsejan los expertos.
Comer en abundancia y deprisa
A lo que conduce un mal reparto de las comidas a lo largo del día, o saltarse el desayuno o la cena con la intención de comer menos, es a que aumenta la sensación de hambre. Al final se acaba comiendo mucha más cantidad de la que es necesaria y además se hace con más ansia. Cuanto más compulsiva es la ingesta de alimentos, más tarde se experimenta la sensación de saciedad, por lo que se come en exceso. También hay que sumar que la digestión será más costosa y durará más tiempo.
Beber poco agua
Tan importante como respetar el número de ingestas y la cantidad estrictamente necesaria, es no sustituir durante las comidas el consumo de agua por el de bebidas con gas y alto contenido de azúcar, o bebidas alcohólicas. La principal razón es mantenerse correctamente hidratado, sobre todo en zonas calurosas y para gente deportista, pero también porque los refrescos y bebidas alcohólicas no cumplen igual la función del agua para mezclar los alimentos en el estómago para que se digieran mejor.No pasa nada por comer alguna vez con un vaso de vino, una cerveza o un refresco, pero el agua siempre será lo más saludable. También hay que tener en cuenta que tan malo como la carencia es el exceso, y aunque exista la creencia generalizada de que hay que beber dos litros de agua al día como mínimo, dependerá del peso y de la altura de cada persona, así como del clima y la actividad del día.