El otro día, cotilleando por el estupendo blog de Belén, “Be cocina en el Payar de Xuan,” encontré su receta “Albóndigas de repollo,” la cual me dio la idea para gastar un trocito de lombarda (col roja), que tenía perdida en la nevera.
Aunque adultere bastante su receta, adaptándola a mi paladar y al contenido de mi nevera, quedaron unas albóndigas mucho más ricas que las habituales de carne picada, al tener una textura mucho más jugosa.
Ingredientes (20 croquetas):
¼ de lombarda pequeña
150 g de tocino cortado a taquitos
150 g de jamón cortado a taquitos
2 huevos
Orégano
Harina
Sal
Pan rallado de ajo y perejil
Aceite de girasol
Aceite de oliva
Salsa Boloñesa (receta)
1 pastilla de concentrado de carne
Preparación:
Aunque actualmente, podemos comprar albóndigas ya preparadas, en nuestra carnicería favorita e incluso podemos encontrarlas en los congeladores de los supermercados, apuesto a que unas albóndigas como estas dudo que podáis encontrarlas.
Esa es la gran ventaja que tiene la cocina, que con restos de comida, con un poco de tiempo y ganas, podemos conseguir estupendos platos casi gratis.
Troceamos la lombarda en juliana, muy picadita y la cubrimos de agua agregándole una pastilla de concentrado de carne.
Dejamos cocer la lombarda hasta que esté tierna (como es dura podéis usar una olla exprés), pero yo preferí hacerla a la vieja usanza en una olla normal y además aprovechar para cocer patatas y huevos duros al vapor, usando su vapor, además aprovecharemos el caldo de cocerla para alguna otra receta.
Escurrimos en un colador y colocamos en una sartén, con un poco de aceite de oliva, dándole unas vueltas.
A continuación añadimos los taquitos de tocino y los taquitos de jamón.
Cuando estén en el punto de cocción que deseemos, retiramos del fuego y dejamos enfriar, para trabajar con comodidad.
Mientras esperamos, batimos dos huevos en un bol, añadimos el orégano y mezclamos con el contenido de la sartén.
Añadimos pan rallado de ajo y perejil, hasta que nos quede una pasta espesa, para poder hacer bolitas con facilidad.
Mi idea era hacer las albóndigas con forma de estrella con la ayuda de un corta pastas, pero como mis huevos eran caseros y son mucho más fuertes no me terminaban de quedar bien, por lo cual opte por la forma tradicional, en otra ocasión batiré los huevos con la batidora y lo intentare de nuevo.
Una vez formadas las bolitas, con la ayuda de una cucharada sopera, pasamos nuestras
albóndigas por harina y posteriormente por huevo, después las freímos en abundante aceite de girasol a temperatura media, para que también se hagan por dentro.
Conforme se nos vayan friendo, las colocamos en un plato sobre papel de cocina para que este absorba el aceite sobrante.
A fuego bajo, colocamos un chorrito de aceite de oliva y volcamos la salsa Boloñesa que tenía sobrante en el congelador de otra receta, dejamos que se descongele y añadimos las albóndigas que vayamos a consumir.
Lo ideal sería haber utilizado un sofrito normal (sin carne) pero bueno, se trata de gastar lo que hay y algo de sabor también aporta.
Las albóndigas que no puse en la salsa Boloñesa, las guardé en el congelador para otro día.