Aunque la mejor manera de obtener los mayores beneficios de verduras y hortalizas es consumirlas crudas, hay algunas, como las berenjenas y las patatas, que pueden resultar tóxicas si no se las cocina previamente. Es sabido también que el calor de la cocción destruye algunas de sus vitaminas, especialmente la C, y en menor medida las del grupo B, y que con la cocción se pierden las sales minerales ya que se disuelven en el agua. Una solución para evitar la pérdida de vitaminas es someter a la menor cantidad de calor y durante el menor tiempo posible estos alimentos, y para evitar la pérdida de minerales utilizar la cocción al vapor, la plancha o el asado. (Y nunca tirar el agua de cocer verduras. Podemos utilizarlo para preparar salsas, sopas, cremas... ) El horno, el microondas y la plancha, al evitar la pérdida de sales minerales respetan además el sabor por lo que el asado resulta un método muy adecuado de prepararlas. Viene todo esto a cuento de la receta de hoy: tan sencilla como espectacular. El asado en papillote sólo requiere envolver los ingredientes con algún material resistente al calor, ponerlos en el horno y dejarlos tranquilos hasta que estén a punto. Personalmente prefiero el papel llamado de horno, ya que no está claro que el aluminio usado para cocinar no resulta perjudicial a la larga. En cualquier caso, estas alcachofas resultan irresistibles, tiernas y jugosas, con todo su aroma y sabor. Un poco del mejor aceite de oliva y una pizca de sal y tendremos un plato de lujo. A la hora de servirlas, puede optar por quitar previamente las hojas exteriores o dejarlas enteras para que cada comensal las rechupeteea su gusto según las va retirando.
Ingredientes para cuatro personas
Ocho alcachofas
Sal
Aceite de oliva
Si las alcachofas no estuvieran bien limpias, las pasaremos un paño húmedo y las secaremos cuidadosamente.
Las envolvemos en papel sulfurizado, cerrando bien cada paquetito. Podemos poner dos alcachofas en cada paquete.
La llevamos al horno precalentado previamente a 190º y las dejamos treinta minutos.
Esperamos que templen para poder manejarlas sin quemarnos y según decidamos servirlas las quitamos las hojas exteriores o las dejamos tal cual. (También puede abrirlas un poco, para formar una especie de flor muy espectacular.)
Aliñamos con aceite de oliva y sal al gusto... y a disfrutarlas.