Es un bizcocho muy jugoso, aireado, tierno y ligero, es que lo tiene todo!!! y no puede ser más fácil de preparar, solo necesitáis unas pautas importantes para que os salga perfecto. Una de las cosas importantes es el molde, es un molde especial para el Angel food, un molde redondo desmontable con un tubo de aluminio en el centro y con unas patitas, ya que al sacarlo del horno debemos enfriarlo boca abajo para que las claras no se desinflen. Otro dato a tener en cuenta es que no debe estar engrasado, ya que las claras necesitan una superficie a la que agarrarse.
Ingredientes:
12 claras de huevo
125 gramos de harina
435 gramos de azúcar
1/4 de cucharadita de sal
Una cucharadita de cremor tártaro (nos ayudará a estabilizar las claras y a que la miga quede más blanca)
1 cucharadita de vainilla
Ralladura de una naranja
3 cucharadas de semillas de amapola
Comenzaremos como siempre precalentando el horno a 170 ºC.
En un bol, ponemos las claras, con la sal y el cremor tártaro. Batimos a velocidad media hasta conseguir picos blandos. Agregamos la vainilla y, con la batidora encendida, agregamos poco a poco el azúcar, hasta conseguir un merengue brillante.
Por otro lado, tamizamos la harina un par de veces, y le agregamos la ralladura de naranja y las semillas de amapola.
Agregamos esta mezcla poco a poco al merengue con una lengua repostera y con movimientos envolventes.
Vertemos en el molde, recordad no engrasarlo, y horneamos unos 40-50 minutos, comprobamos si está hecho como cualquier bizcocho, pinchándolo con un palillo.
Nada más sacar el molde del horno, debemos enfriarlo sobre una rejilla boca abajo, sobre 1 hora aproximadamente.
Para desmoldarlo, pasamos una espátula alrededor del molde y despegamos.
Para la presentación, he hecho un glaseado sencillo con nata (crema de leche) y azúcar glas, al que le he agregado unas gotitas de esencia de naranja.