Tras el parón veraniego, el grupo retoma la actividad y en esta ocasión, el blog asaltado es uno de esos, "al que le teníamos ganas". Sí, porque se trata nada más y nada menos que de Churretes de chocolate, un espacio en el que Raquel se dedica a ponernos los dientes largos con sus creaciones "churretosas" explicadas de forma sencilla y muy simpática por esta gaditana nacida en Barcelona, porque como bien dice, la buena gente de Cádiz nace dónde le da la gana.
En esta ocasión, y sin que sirva de precedente, la elaboración de la receta no ha corrido por mi cuenta, sino por la de Pendiente de Diagnosticar, que por si aún no lo tenéis claro, es mi mujer, una persona que no sólo publica aquí de vez en cuando, sino que es la más importante para que este proyecto siga funcionando. Sin ella no sería posible. Ahora bien, se me adelantó con la intención de que no ocupase mi madrugada del domingo en carreras frenéticas intentando tener una entrada lista para las 10:00 horas del día del asalto y yo qisiera aclarar que ésta acción, en principio bienintencionada, podría llevarme a un lamentable estado mental al privarme de mi mensual chute de adrenalina disparada mientras cocino, escribo, edito y publico algo en un plazo absurdamente corto. Pero claro, si tengo la receta a tiempo, entonces mi mente se pone a pensar y cuando yo pienso... ¡croquetizo!.
Y me diréis... ¿se puede croquetizar una tarta?, ¡claro que sí!, del mismo modo que se puede croquetizar un concepto, incluso un blog. De hecho estoy pensando dedicarme a la croquetización como forma de expresión artística conceptual haciendo performances por el mundo y como primera muestra, he croquetizado ésta receta. Pero no me he parado ahí, ¡ni mucho menos!, ¡he croquetizado el espíritu de un blog!, ¡he croquetizado a Churretes de chocolate!...
¡Pero eso no es todo!, ¡aún hay más!.
En plena ebullición creativa y tras vivir una chispa que inflamó mi creatividad de la mano de ésta entrada de Azafranes y Canelas, pensé que se podía ir más allá, ¡mucho más allá!, podría llevar a cabo la fusión del concepto, del espíritu de dos blogs, hermanarlos, fusionarlos y.... ¡croquetizarlos! para crear unas croquetas churretosas de chocolate con un par de guindillas.
Tarta de zanahoria y chocolate (escrupulosamente fiel al original):
Ingredientes:
500 gr. de Zanahoria cocida.
200 gr. de Azúcar.
200 gr. de Coco Rallado.
Galletas.
Leche (cantidad suficiente para remojar las galletas).
Brandy.
Para la cobertura:
100 gr. de Chocolate (70% cacao).
50 gr. de Leche condensada.
75 gr. de Leche.
Brandy (chorrito generoso)
Cocholate blanco y nuez rallada para decorar.
Elaboración:
Como quiera que hemos seguido al pie de la letra las instrucciones de Churretes de chocolate, mejor os remitimos al original siguiendo éste enlace.
Croquetización:
Para las croquetización es necesario ponerse en un espacio mental adecuado, que no es otro que la "deconstrucción", para, a partir de ahí, armar algo comestible que integre los ingredientes de la receta y... ¡chiles rojos!, pequeños demonios que combinados con el chocolate negro nos harán mucho más feliz la vida. ¡Pon una guindilla en tu vida!.
Eso sí, no os voy a engañar, me he enfrentado al más difícil de los retos que he tenido hasta hoy. Estas croquetas "no se dejan", hay que ser rápido, ¡muy rápido!, en la parte final o no saldrán bien.
Ingredientes:
30 gr. de azúcar.
30 gr. de harina fina de maíz.
1 yema de huevo.
1 Zanahoria.
Chiles medianos (al gusto, yo puse tres).
1/2 cucharadita de mantequilla.
250 ml. de leche entera.
50 gr. de chocolate a la taza en polvo.
60 gr. de cobertura de chocolate (perlas, 70 % cacao).
Pan rallado.
Galletas.
Un huevo.
Aceite de girasol.
Elaboración:
1.- (*) (Paso optativo, ideal si queréis hacer unas croquetas refinadas). Picamos muy finos los chiles, ponemos la leche a calentar mínimo e infusionamos los chiles incorporándolos a la leche y dejándolos al mínimo, removiendo de vez en cuando, durante al menos media hora. Luego colamos la leche.
2.- En un cuenco grande (por enésima vez diré que me niego a decir bol), Mezclamos la leche con la harina de maíz, el azúcar y la yema de huevo. Mezclamos muy bien incorporando todos los ingredientes.
3. Ponemos la mezcla a fuego bajo, añadimos la mantequilla y vamos removiendo, cuando comience a espesar, incorporamos el chocolate a la taza y las perlas de chocolate negro hasta que se disuelvan y todo quede incorporado (unos 5 minutos). Apagamos el fuego e incorporamos la zanahoria rallada; mezclamos bien.
4.- Dejamos enfriar, ¡y mucho! y guardamos en la nevera hasta unos 30 minutos antes del rebozado, momento en el que lo pasaremos directamente al congelador. Mientras, podemos aprovechar para triturar galletas hasta hacer polvo de las mismas.
5.- Con la masa bien fría, hacemos bolas, quenelles o lo que queráis, ¡pero muy rápido!, que se calienta enseguida y ya no vale para el rebozado que se hace en, atención: pan rallado - huevo - galleta en polvo y se fríe muy rápido en el aceite muy caliente (que cubra por completo la croqueta para no tener que manipularla). Atención a este punto, yo he indicado aceite de girasol para que sea un aceite de un sabor más neutro que el de oliva, pero lo cierto es que la temperatura a alcanzar siempre puede ser más alta en el de oliva que en el de girasol y aquí nos conviene la mayor temperatura posible, porque la masa no puede estar mucho tiempo en aceite porque sino la lías bien liada... en fin, que por temperatura yo recomiendo oliva, por sabor, girasol... pero al máximo de tolerancia de temperatura.
6.- Sacamos y escurrimos y a la hora de comérnoslas... ¡mejor frías!, es más... ¡he inventado el helado de croqueta!, en serio, cuanto más fría, más rica y están muy, pero que muy buenas, ¡de veras!.
(*) Puedes saltarte este paso y dejar los chiles en la masa, siempre y cuando los tengas bien picados y sin pepitas. Esto es mucho más rústico y hay quien así lo prefiere.
Hoy, la B.S.O. estaba muy clara, no tenía la menor duda ;)