Desde hace años el pistoletazo de salida lo marcaba el Parrandón Navideño que organiza Angélica del blog Bizochos y sancochos.
Este año no había recibido noticia alguna de él y me sentía un poco huérfana.
Tampoco había querido preguntar. Es mucho trabajo, se requiere de tiempo y a mí no me gusta poner en un compromiso a nadie porque soy la primera que cada vez tiene menos tiempo para dedicarle a la blogosfera.
Pero a veces suceden milagros de última hora y el domingo recibí un correo (bueno, yo lo vi bastante después por un problema con mi móvil que creo que ya he solucionado) así que aquí estoy más feliz que unas pascuas participando de nuevo en el parrandón que este año lleva el lema "Te regalo mi Navidad"
Para mí no hay mayor regalo que el tiempo que nos dedicamos en la blogosfera, ya sea a través de cada entrada y receta compartidas o en las visitas y los comentarios.
Así que este año quiero regalar este babka que me ponía ojitos desde hace mucho tiempo y que he hecho mío con ese relleno de crema de turrón.
Lo regalo al Parrandón en homenaje a las masas que nunca me habría atrevido a preparar si no fuera por el blog que como siempre os cuento me ha hecho aprender y crecer a pasos de gigante. Y no sólo en la repostería. He crecido como persona y me he llevado muchas lecciones de vida de compañeras blogueras.
Las masas siempre me dan respeto.
Aunque tenga la ayuda de la panificadora para amasar (odio que se me peguen a las manos, es muy superior a mis fuerzas) hay que dar con una buena receta.
Todavía tengo la espinita de cierta receta, de un blog de mucho renombre, que repetí en tres ocasiones y siempre salió mal.
Y decir mal es casi ser generosa, porque aquello era un fiasco difícil de arreglar.
Por eso cada vez más me fío sólo de recetas de blogueras de mi confianza o bien contrasto la receta en varias páginas y además hago caso de mi instinto porque hay veces que ves las proporciones y te dices que eso no puede salir.
En este caso la receta sale. Y a la primera.
Y es fácil de manejar.
Y si tienes una maquinita que amase por tí el trabajo es prácticamente nulo.
La otra cara de las masas es el levado.
Bendita paciencia con los levados. Más con el frío que nos acompaña.
Que dan ganas de preparar el roscón de Reyes y el pantettone en pleno mes de agosto para que leven rápido.
Me sigo desesperando con los levados lentos.
No puedo evitar pensar que he hecho algo mal.
Y sin embargo, si acabas dando tiempo, y no eres doña prisas como yo, la masa acaba levando, aunque tarde un día entero, con su noche incluida.
Las masas son muy desconsideradas. No entienden de nuestras prisas ni de las pocas horas de luz del invierno para hacer las fotos.
Pero el esfuerzo (y la espera) siempre merecen la pena.
Sorprendentemente esta masa levó muy rápido, así que pudimos disfrutarla sin mucho desesperar.
No sé si es cuestión de masas o cuestión de temperaturas, soy demasiado novata en estos menesteres como para sentar cátedra.
Y la crema del relleno...¡uf! la crema del relleno es demasiado peligrosa porque está increíble y podría acabar con ella (y con siete kilos en realidad) a cucharadas.
Ya os la enseñé en enero como relleno de estos rollos de canela aunque en realidad el babka fue antes que los rollos y estos para acabar con el resto de crema ya que no quería comérmela a cucharadas.
Os aseguro que es una crema que puede dar mucho juego, muy fácil de preparar ¡y muy rica si os gusta el turrón!
Además ayuda a mantener el babka tierno y jugoso varios días. Es lo bueno de estos rellenos que "mejoran" las masas que acompañan.
Y encima es facilísimo de hacer, todo junto a la batidora y listo en cuestión de segundos ¡no podéis dejar de probarlo!
Como os he dicho la masa se mantiene tierna, casi como recién horneada, lo que dice mucho a su favor. Ya sabemos todos que las masas caseras a veces están duras pasadas 24 horas y cuando das con una que se mantiene ¡lo agradeces bastante!
Es una receta ideal para la merienda de cualquier tarde de diciembre o incluso para el desayuno, recién horneada, si la dejáis hacer el último levado por la noche.
El babka es un postre de tradición judía del este de Europa. Babka significa abuela en ruso y probablemente el nombre haga referencia a la forma del pastel que recuerda a los pliegues de una falda.
Suele elaborarse relleno de chocolate el domingo de Pascua, pero yo le he dado un relleno más de la tierra y con marcado sabor navideño, por eso lo he elegido para el Parrandón porque al final es una miscelánea de cosas para acabar haciendo mía esta receta.
Y el resultado os aseguro que es espectacular, en caso contrario no estaría en mi cocina.
El aspecto brillante se lo da un almíbar que se cala una vez lo sacamos del horno.
Sabéis que no soy amiga de añadir azúcares y creo que hay pocas (o ninguna) recetas con almíbar en mi blog, pero os aseguro que merece la pena por ese acabado brillante y sobre todo por esa corteza crujiente que le confiere.
Es ideal para comerlo solo, pero acompañado de un rico té especiado, un café negro negrísimo como los que a mí me encantan, un chocolate calentito o un buen vaso de leche o de bebida vegetal será toda una delicia.
Veréis que poquito os dura...
¿Nos animamos ya a poner el modo navideño ON? por ahí viene el Puente de la Constitución, así que no se me ocurre mejor plan que hornear un rico babka para reponer fuerzas después de montar el árbol o armar el Belén ¡eso a gusto de cada casa!
¿Un trocito para ir abriendo boca?
Ingredientes:
Para la masa:
* 450 gramos de harina de trigo común
* 2 huevos
* 100 gramos de mantequilla
* 150 gramos de leche
* 30 gramos de azúcar
* 8 gramos de sal
* 7 gramos de levadura seca de panadero
* 1 cucharadita de canela en polvo
Para el relleno:
* 200 gramos de queso de untar tipo Philadelphia
* 250 gramos de turrón de Jijona
* 2 cucharadas soperas de caramelo líquido
* Almendra en cubitos
Para el almíbar:
* 60 gramos de leche
* 55 gramos de azúcar
Elaboración:
1. En la cubeta de la panificadora ponemos los ingredientes secos. En mi caso primero los líquidos (la mantequilla derretida y los huevos batidos) y después los secos y ponemos dos veces el programa de amasado (En la panificadora de LIDL es el 7 y dura quince minutos)
2. Una vez haya acabado de amasar ponemos unas gotitas de aceite de oliva en un bol, sacamos al masa de la cubeta, hacemos una bola, introducimos en el bol y cubrimos con film transparente en contacto directo con la masa. Tapamos con un paño seco y limpio y dejamos reposar en un lugar cálido hasta que leve y doble su tamaño.
3. Para preparar el relleno ponemos en la jarra de la batidora (o un robot tipo Monsieur Cuisine y Themomix) el queso, el turrón y el caramelo líquido y trituramos hasta obtener una pasta homogénea.
4. Cuando la masa haya levado nos ponemos en las manos unas gotitas de aceite para que sea manejable y la ponemos sobre una lámina de silicona. Estiramos formando un rectángulo.
5. Cubrimos con el relleno (usaremos la mitad más o menos de lo que sale con la cantidad de ingredientes que os he puesto) y espolvoreamos con almendra en cubitos. Con ayuda de la lámina de silicona vamos enrollando por el lado largo haciendo un rollo lo más apretado posible.
6. Cortamos el rollo, por el centro del lado largo y giramos ambas partes dejando a la vista las capas y el relleno.
7. Cogemos una de las partes y la vamos trenzando sobre la otra . Una vez trenzadas apretamos bien los extremos.
8. Forramos con papel de hornear un molde de plum cake e introducimos en él la masa. Aquí viene la cuestión porque la trenza es más larga que el molde y tenemos que ir apretando un poco la masa para introducirla.
9. Cubrimos con un paño limpio y dejamos levar.
10. Precalentamos el horno a 180 º C y horneamos durante 40-45 minutos. En torno al minuto 20 tendréis que cubrirlo con papel de aluminio para que no se dore en exceso la superficie.
11. Mientras se hornea preparamos el almíbar calentando la leche con el azúcar. Yo lo he hecho en el microondas calentando poco más de 40 segundos y removiendo bien a continuación, pero se puede hacer en un cazo al fuego. Reservamos.
12. En cuanto el babka esté horneado sacamos del horno y pintamos la superficie con el almíbar, vamos dando capas hasta acabar con todo. Le dará un aspecto brillante y lo dejará crujiente
13. Desmoldamos tirando del papel de hornear y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
¡Una maravilla para ir abriendo boca de cara a la Navidad! Y en realidad para cualquier día del año, que las cosas buenas no deberían tener fecha en el calendario.
Yo lo conservé envuelto en film transparente y en el frigorífico, porque con el queso crema no me fiaba de dejarlo a temperatura ambiente.
Se conservó perfecto, y no se puso duro.
Si os animáis a participar en el Parrandón tenéis de fecha hasta el 22 de Diciembre ¡no os lo perdáis! Es de lo mejorcito que queda en la Blogosfera y conserva todo el espíritu de los inicios.
Gracias una vez más por vuestras visitas, vuestros comentarios y vuestro cariño. Nos leemos la próxima semana ¡Disfrutad del puente!
Manos a la masa y ¡bon appétit!