Si aún no has probado los Bagels, estás en el lugar correcto porque te voy a enseñar a elaborar de manera muy sencilla estos deliciosos panes de origen polaco. Su ingrediente principal es la harina de trigo y tienen una peculiaridad y es que a la hora de elaborarlos, se hierven brevemente en agua antes de ser horneados dando lugar a una miga algo densa y con la corteza crujiente.
Se suelen cubrir de sésamo, de semillas como las de amapola o de sal gorda o incluso con todo a la vez. Sus rellenos pueden ser infinitos, así puedes comerlos con queso cremoso, salmón, mantequilla y mermelada, membrillo, pavo con lechuga y en definitiva, todo lo que se te ocurra.
Como os decía los Bagels se inventaron en Cracovia, Polonia y posteriormente en el S. XIX, se extendieron entre la comunidad judía debido a que en Londres comenzaron a comercializarlos e implantarlos como alimento habitual. Más tarde la emigración hacia América del Norte de ciudadanos europeos y judíos, hizo que allí también lo adoptaran y lo introdujeran en su gastronomía llegando a ser un alimento de consumo cotidiano. Tienen en América del Norte dos variedades, que por su diferencia a la hora de cocinarlos, se diferencian también en su textura y en su sabor. Así encontramos los Bagels típicos Newyorkinos, más esponjosos ya que llevan sal y malta en su composición y los bagels de Montreal que al aromatizar el agua donde se hierven con miel y no llevar nada de sal, son más dulces y crujientes que los de Nueva York.
INGREDIENTES:
500 gr. de harina de fuerza
1,5 cucharadita de sal
1 sobre de levadura seca de panadero
250 ml. de agua templada
1 cucharada de aceite de oliva
1 huevo mediano
Semillas para decorar (sésamo, amapola…)
ELABORACIÓN:
En un bol mezclamos la harina, la levadura y la sal hasta que se integren bien los tres ingredientes.
En otro bol hacemos lo mismo pero con el huevo, el aceite y el agua y cuando estén los tres ingredientes líquidos bien mezclados lo añadiremos sobre la mezclal de la harina y amasaremos durante 5 minutos sobre una superficie ligeramente enharinada.
Dividimos la masa y hacemos 12 bolitas que dispondremos sobre una bandeja enharinada o sobre la misma encimera y cubiertas con paño o film transparente. Las dejaremos leudar durante 30 minutos. Pasado este tiempo, veremos como han crecido mucho de tamaño. Con el palo de una cuchara de madera, haremos un agujero en el centro de cada bola y lo estiraremos para evitar que en el segundo leudado se nos cierre el agujero. Dejamos de nuevo reposar durante 35 minutos, sobre la encimera o bandeja y tapados con un paño o film transparente.
Precalentamos el horno a 230º C.
Ahora vamos a hervir brevemente cada Bagel antes de meterlos en el horno. Para ello ponemos una cacerola en el fuego con abundante agua. Cuando el agua empiece a hervir meteremos nuestros Bagels, de uno en uno, de dos en dos o de tres en tres, dependiendo del tamaño de la cacerola que hayas elegido. Es muy importante respetar los tiempos, así meteremos los Bagels durante un minuto y medio por cada lado, ni más ni menos. Los pondremos a escurrir sobre una rejilla durante 5 minutos antes de introducirlos en el horno.
Ponemos todos los Bagels sobre una bandeja de horno y los pintaremos bien con huevo batido. Espolvoreamos por encima con semillas de sésamo, amapola o de lo que queramos y metemos en el horno durante 15 minutos.
Los sacamos del horno y los dejamos enfriar sobre una rejilla.
ALGUNAS ACLARACIONES:
Rellénalos de lo que más te guste, los Bagels aceptan cualquier sabor. Si te gustan tostaditos, mételos en el tostador y cómetelos templados.
Si no te gustan las semillas puedes cubrirlos con frutos secos picados, trocitos de chocolate o pasas.
Conviene que si no los vas a consumir el mismo dia, los congeles cortados a la mitad y los descongeles metiéndolos unos minutos en el horno, porque los Bagels son como el pan, cuanto más tiempo pasa, más correosos se ponen.