Tipos de trufa y otros productos relacionados
Existen varias especies, las más conocidas son la blanca y la negra:
Trufa negra: Suele crecer cerca de los robles, abedules, castaños, encinas y nogales. De aspecto rugoso, color negro brillante y a veces rojizo. Es la más utilizada en la cocina, tiene un sabor muy intenso. Su aroma es fuerte, persistente y muy distinto a otros hongos con ligero sabor a nuez picante.
Trufa blanca: Es menos frecuente que la negra, por eso es la más apreciada de todos los hongos existentes. Su piel es ocre y su carne amarillenta con tonos rojizos. Su aroma y sabor es muy intenso y, a diferencia de la negra, no debe ser cocinada. Por un kilo de trufas blancas se ha llegado a pagar entre 3.000 y 6.000 .
Aceites de Trufa: Sirven para darle a los platos su sabor y esencia característica. No es un sustitutivo, pero puede darle su aroma a los platos si se utiliza correctamente. Puede usarse en platos fríos como ensaladas, arroces o pastas. Es un producto más barato que el propio hongo.
Beneficios de la trufa
Como componente principal destaca el agua, por eso es un alimento muy apreciado para personas que buscan bajar de peso.
Tienen grandes propiedades antioxidantes, sirven para combatir el envejecimiento y lucir una piel sana.
Ofrecen hierro, calcio, magnesio, fósforo, entre muchos otros minerales que son especiales para nuestro organismo. Sirven para combatir la anemia y previenen la fatiga.
Pueden reducir los niveles de colesterol en el organismo.
Disminuyen la glucosa de la sangre.
Mejoran la salud de la vista y la actividad cardiaca.
Usos en cocina
Si tenemos la ocasión de tenerla en nuestras manos, debemos saber que hay que utilizarla en muy pequeñas dosis. Puesto que no es un alimento como tal, sino un condimento, funciona muy bien para potenciar el sabor de ciertos alimentos y platos como:
Pasta con láminas de trufa o aceite de trufa.
Huevos fritos trufados.
Risotto con trufa negra.
Arroz con setas y trufa.
Albóndigas con salsa de trufa.
Ensaladas.
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