Los resultados del estudio demostraron que la dieta mediterránea, compuesta por frutas, verduras, vino tinto y aceite de oliva, esencialmente, tiene efectos beneficiosos para la salud según la alteración de la actividad de los microbios intestinales. El estudio se ha realizado en la Clínica Cleveland, en Ohio, Estados Unidos, y establece que los microbios intestinales con diversos compuestos vistos hasta el momento podían provocar ciertos daños en el hígado, por lo que se han buscado nuevas vías de experimentación.
Para ello, los investigadores examinaron inhibidores de la producción microbiana e identificaron un compuesto que suele ser abundante, de forma natural, en algunos aceites de oliva virgen extra y aceites de semilla de uva. La experimentación se ha realizado con animales, que si bien tales compuestos no acabaron con los microbios intestinales, sí redujeron las proporciones de algunas bacterias asociadas a altos niveles de grasa.
Aunque las pruebas se han realizado con ratones, no se descarta que estos hallazgos se apliquen en humanos, siendo algo nuevo dando un enfoque distinto, para poder tratar enfermedades cardiovasculares y metabólicas. A raíz de esto, los médicos del estudio prueban que la dieta mediterránea es una de las mejores para ayudar en distintos problemas, de hecho la recomiendan para ayudar a evitar enfermedades del corazón.
Es por ello que se habla mucho de los polifenoles, un conjunto heterogéneo de moléculas que integran las uvas del vino, que en la nutrición son considerados excelentes al tener propiedades antioxidantes, anticarcinogénicas y antinflamatorias… de manera que el vino tinto no es sólo bueno para el corazón, sino también en enfermedades neurológicas, de deterioro cerebrovascular y cognitivo y en enfermedades tumorales. También se establece que los polifenoles son buenos para la osteoporosis, las cataratas y la caries dental. Como en otras cosas y alimentos, el vino tinto debe beberse con moderación, recomendando los médicos sobre dos vasos de vino al día.