Esta receta la probé por primera vez en un viaje a Sevilla, en la Taberna Coloniales -que seguro que muchos conocéis-, y desde que lo hice ya nada ha vuelto a ser lo mismo en mi vida. Puedo decir que se ha convertido en una de mis recetas estrella y donde va triunfa. Además, es fácil hasta decir basta. Es perfecta para cualquiera de los estudiantes que aquí estamos.
Y como la idea no fue mía, uso la foto que hice en su día, que no se diga, que no le reconozco a cada uno lo que es suyo. -Además, las fotos que he hecho luego, no me han salido tan resultonas-
Resumiendo, recetón, barato y resultón. En la receta contaremos con el salmorejo ya hecho porque ya os puse la receta en su día y tampoco vamos a repetir por repetir. Os dejo el enlace para que lo tengáis a mano (receta del salmorejo). Venga, atentos:
DIFICULTAD:
No engancharse a esta combinación de sabores aparentemente tan extraña.
INGREDIENTES:
Una berenjena
Harina, huevo batido y pan rallado
Aceite de oliva
Salmorejo. Os recomiendo hacerlo un poco más ligero que el que nosotros hicimos. Añádele más agua y listo.
Sal y pimienta negra.
Un poco de perejil fresco picado (opcional)
Un poco de lombarda cortada finamente (opcional también).PREPARACIÓN:
Lo primero que vamos a hacer es cortar las berenjenas de la forma que mejor nos parezca (a lo largo o en rodajas), pero no muy gruesas, y las vamos a poner en el escurridor con un puñado de sal y pimienta. Las vamos a dejar unos 10 minutos. Ahí, castigadas.
Pasado ese tiempo, las vamos a secar con un papel de cocina y las vamos a empanar doblemente. Me explico. Las vamos a pasar por harina, por huevo, pan rallado, otra vez huevo y otra vez pan rallado. Es decir, salvo la harina, repetimos el proceso. Recordad, harina, huevo y pan rallado; si alguna vez dudas del orden que era, piensa que están puestas en orden alfabético. Si no sabes si huevo y harina son con hache, pues lo buscas. Yo ya no puedo ponértelo más fácil.
Y las freímos en abundante aceite, bien caliente. De esta forma, con el doble empanado, van a quedar extremadamente churruscantes y crocantes. Ese punto crujiente es timbre de gloria al comerlo junto con el salmorejo. Una vez fritas, ponlas en papel absorbente para que empape el aceite sobrante en el papel.
Por último, pon en un plato un buen chorro de salmorejo, ponle la berenjena encima (aún caliente) y añade por encima perejil picado y lombarda cortada en tiritas. ¡¡Es un alucine!!
Como veis es muy fácil de hacer. Sí, vale, tardamos un poco, pero es muy simple de hacer. -No me, no me, que te, que te- Además, os puedo asegurar que están de muerte... Cuando sé que las voy a hacer, me paso el día entero pensando en ellas (lo sé, estoy un poco enfermo)
Si lo prefieres, puedes cambiar el salmorejo, por salsa de tomate, o -ahora que no me oye nadie- salmorejo ya hecho. El resultado desde luego que no es el mismo, pero puede pasar. Y a cocinar, filibusteros, que el mundo se va a acabar.