Hace unas semanas, al salir de casa, me dí cuenta que con la última ventolera que tuvimos, a una de las plataneras, se le venció la rama. Así que la piña de plátanos, me la encontré en el suelo.
Todavía no estaban sufientemente formados, si os fijáis se puede ver cómo los plátanos tienen forma triangular, eso quiere decir que le faltaba engordar todavía algo más.
Pero como ya no había remedio, la corté y dejé que madurase en la terraza. Menos mal que lo han ido haciendo de forma escalonada, porque eran bastantes, y aún así, la cantidad para consumo diario nos ha desbordado un poco.
Aunque todo tiene arreglo, y más con las ganas de hacer bizcochos que tenemos algunas. Así que cuando ví, que Marta en su blog Sweet & Home publicaba el suyo de plátano, pensé que no podrían tener mejor destino. Claro que he acomodado algunos ingredientes con lo que tenía en casa, que ayer estaba lloviendo, y no había ganas de salir a comprar nada.
El resultado es un riquísimo y estupendo bizcocho húmedo, con un suave sabor a plátano y al que yo además añadí pasas y nueces partidas porque me pareció que combinaban bien.
Como no a todos les gusta ir encontrándose tropezones, hice bizcochos pequeños, así podía ir jugando para añadirlos en unos sí y otros no.
Como todos los bizcochos ¿ qué queréis que os diga? que acompañan estupendamente a una buena taza caliente de nuestra bebida preferida. Y que como los caseros, no hay comparación.
Y ahora vamos al lío.
**Si sois muy golosos, añadidle 50grs. más de azúcar a la indicada en la receta**
**No dejéis de pasaros por el Blog de Marta, además de hacer unas entradas divertidas con las que pasar un buen rato, tiene unas fotos divinas y unas recetas para chuparse tooodosss los dedos de la mano.
Pelar los plátanos y aplastarlos con un tenedor.
Batir los huevos con el azúcar. Cuando lo veamos bien batidos, añadir el aceite, la esencia de vainilla y la leche. Seguir batiendo.
Añadir los plátanos aplastados. Aunque hay quien prefiere triturarlo con la minipimer....en plan puré de frutas para bebé.
En un cuenco, mezclar: harina, canela, levadura y sal. Añadirlo tamizado a la mezcla de los huevos.
Una vez todo mezclado, engrasamos el molde donde vayamos a hacerlo {pincelé los moldes de silicona con aceite de girasol}, volcamos la mezcla y llevamos al horno precalentado a 180º. Posición media, calor arriba y abajo.
Como mis moldes eran pequeños en veinte minutos estaban hechos. Pero si utilizáis un único molde, dependerá del diámetro y la altura de la masa para controlar el tiempo. Pero calculad para un bizcocho de 26cms. que tardará al menos cincuenta minutos y si es tipo plum cake, que la masa es más alta, al menos sesenta minutos. De todas formas, la mejor prueba es que la aguja, salga limpia cuando pinchéis por el centro.
Algunos trozos me los comí con mermelada de fresas, y estaban sinceramente exquistos.
Así que espero que os animéis.
Y cambiando de tema, os voy a dejar unas fotos y una explicación casera de las plataneras y la evolución de su fruto, nuestro querido plátano. Que conste que no tengo idea de palabras técnicas, pero como están en casa, les voy haciendo fotos por pura curiosidad.
En la platanera están continuamente brotando nuevas hojas.
Pero un día, sale una hoja especial, es mucho más gruesa que las otras antes de abrirse.
Esa hoja especial, en realidad es el tallo de donde penderá la piña de plátanos.
De ese tallo brotará una especie de flor rojiza, que albergará a todos los futuros plátanos. Irá enrollando sus hojas hacia arriba e irán apareciendo los pequeños frutos, que poco a poco irán creciendo y engordando. Cada hoja que se desliza, es una nueva capa de plátanos, a la que se le llama manilla.
Son muy graciosos de ver en este paso, pues se diferencian perfectamente los plátanos pero no miden más que un par de centímetros.
Al cabo de unas semanas, se aprecia perfectamente el crecimiento, aunque todavía les queda tiempo para poder disfrutarlos.
Cuando llegan al mercado siempre le vemos la parte negra que tiene el plátano en la parte inferior, pues bien, antes hay que quitarles la florecilla. Este paso se llama desflorillar, y se quita para que el plátano adquiera mayor dulzura. Se hace a mano, fruto por fruto, y con cuidado para no quitar demasiado y estropearlo.
Al quitar la florecilla, siempre sale unas gotas.
Esas gotitas, son las causantes de que los famosos Plátanos de Canarias tengan las típicas y conocidas manchitas negras, al ir deslizándose por el fruto lo va oxidando, produciendo esa característica peculiar de nuestros plátanos.
Aquí todavía le quedan unas semanas para que redondee la forma y estará en el momento perfecto para recogerlo.
Aquí os presento una pequeña piña de plátanos, como véis no tiene muchas manillas, es una platanera pequeña y las piñas van acorde al tamaño. El sabor es dulce y muy jugoso, pero eso ya lo sabéis.
Eso es todo, espero no haberos aburridos y nos vemos en la próxima entrada.