El bizcocho de coco rallado de varias capas es muy popular en las regiones sureñas de Estados Unidos, sin embargo, no fue hasta la época colonial, sobre el año 1800, que el coco empezó a utilizarse de forma habitual en el recetario estadounidense, coincidiendo con la constitución del país.
Desde entonces, diversas elaboraciones a base de coco se fueron expandiendo por todo el territorio, especialmente aquellas que contaban con un componente dulce.
La primera receta escrita sobre este bizcocho data del año 1881, y apareció en el libro de cocina What Mrs. Fisher Knows about Old Southern Cooking, de la autora y cocinera afroamericana Abby Fisher.
Pero la tradición actual mama directamente del bizcocho de coco que presentó Minnie Fox y John Fox, en su libro The Blue Grass Cookbook, que ya presentaba varias capas. Se definía entonces las bases de este delicioso postre, que presumía de un relleno glaseado suave y unas hojuelas de coco que cubrían su superficie.
Curiosidades sobre el coco
Los expertos piensan que el coco proviene de alguna región del pacífico Sur, concretamente de Papúa Nueva Guinea.
Otros se empeñan en señalar al archipiélago indio como zona autóctona de proliferación, e incluso quienes sostienen que proviene directamente del descubrimiento de América. Encontramos en la historiografía documentos que lo colocan hace 3.900 años como alimento y medicina.
En el mundo existen más de 1.300 variedades diferentes.
El origen del vocablo en habla hispana hace alusión a la paraeidolia que forma su cáscara, como queriendo imitar a la cabeza de un mono.
Es tan sumamente rico en nutrientes, que durante la Segunda Guerra Mundial, se empleó como alternativa al suero salino, lo que llevó a hacer muchas transfusiones sanguíneas con su néctar.
Pese a que las Canarias poseen un clima privilegiado para el desarrollo del coco, no hay grandes extensiones destinadas a su explotación.
Los cocos que podemos encontrar en los supermercados españoles vienen del Caribe. Dadas las largas distancias, muchas veces, esta fruta llega pasada.
Para saber si el coco está en su punto óptimo de consumo, debemos escuchar al agitarlo el típico chapoteo del agua en su interior. De no ser así, significará que está seco y pasado.
Cómo hacer un bizcocho de coco rallado
Te voy a mostrar como preparar un increíble bizcocho de coco rallado.
Podríamos dividir la receta en dos partes: el bizcocho y el glaseado. En la lista de ingredientes te detallo bien qué es para cada cosa.
Ingredientes:
Claras de huevo (pastel) 5 unidades
Suero de leche (pastel) 150 ml.
Mantequilla (pastel) 170 g.
Azúcar 200 (pastel) g.
Extracto de vainilla (pastel) 1 cucharadita
Harina floja (pastel) 350 g.
Levadura Royal (pastel) 16 g.
Pizca de sal (pastel)
Coco rallado (pastel) 200 g.
Mantequilla (glaseado) 100 g.
Queso crema (glaseado) 200 g.
Azúcar glas (glaseado) 200 g.
Nata (crema de leche) para cocinar 35% MG (glaseado) 120 ml.
Coco rallado 200 (glaseado) g.
Elaboración:
Para llevar a cabo esta receta, es necesario que todos los ingredientes se encuentren a temperatura ambiente, por lo que dos horas antes de comenzar con la receta, los dejaremos atemperar fuera del frigorífico. Lo primero será poner en marcha el bizcocho. En un bol pondremos las claras junto a 50 ml. de suero de leche. Batiremos hasta integrar ambos líquidos.
Aparte, en otro bol, batiremos la mantequilla con el azúcar, y añadiremos el extracto de vainilla. Para poder batir cómodamente la mantequilla, previamente, la habremos puesto a punto de pomada. Simplemente, la envolveremos en papel film y la manosearemos hasta que consigamos transmitir suficiente calor como para que pueda ser maleable. No hay que derretirla, o separaríamos el suero de la grasa.
Añadiremos a este mismo bol los ingredientes secos, a saber: la harina floja, la levadura y la pizca de sal. Mezclaremos hasta que todos los ingredientes formen una masa homogénea. Seguidamente, agregaremos las claras, y al mismo tiempo que batimos toda la mezcla, incorporaremos los 100 ml de suero de leche restantes. Proseguiremos mezclando todo hasta que quede bien integrado. Por último, agregaremos el coco rallado que, idealmente, deberá estar endulzado (esto ya dependerá de lo golosos que seamos).
Llegados a este punto, tenemos la opción de preparar un único bizcocho, en caso de que solo dispongamos de un molde, o emplear dos, para evitarnos tener que cortarlo transversalmente luego. En cualquier caso, verteremos la mezcla en un molde de 25 cm, de diámetro engrasado, y lo introduciremos en el horno. Si el molde ya estuviera un poco ajado, añadiremos una capa por encima de papel de hornear.
Previamente, habremos calentado el horno a 180 °C. Si hemos empleado dos moldes, bastará con 25 minutos. Como siempre, para cerciorarnos de que el bizcocho está cocido, introduciremos en el centro un palillo y observaremos si sale limpio.
Entretanto, iremos preparando el glaseado. Simplemente, batiremos la mantequilla y el queso crema. Al igual que en el paso anterior, esta debe haber sido previamente puesta a punto de pomada. Todo el proceso es idéntico a la elaboración del típico frosting para la tarta de zanahoria. Cuando los dos ingredientes se hayan mezclado correctamente, añadiremos la nata (crema de leche) y el azúcar glas. Este glaseado servirá tanto para el relleno, como para la cobertura exterior, por lo que podríamos limitarnos simplemente a naparlo por encima.
Por último, armaremos el bizcocho. Hay quien opta por dividirlo en varias capas, cortando el bizcocho en láminas más finas. Si bien el resultado es más jugoso y rico, también es mucho más calórico. Aplicaremos una capa de glaseado de 1 cm. de grosor sobre la superficie de unos de los bizcochos, y colocaremos encima la segunda capa de pastel.
Para rematar, aplicaremos el glaseado en la superficie y bordes del pastel, tratando de cubrirlo entero, usando para ello una espátula pastelera o una lengua.
Finalmente, espolvorearemos el coco rallado, tratando de repartirlo de forma equitativa por toda la superficie. En caso de que no vayamos a consumirlo de inmediato, puede refrigerarse. Evitaremos las partes más frías del frigorífico, además de protegerlo con film transparente. Recuerda que los olores de la nevera permean rápidamente en cualquier elaboración que tenga grasa.
También puede conservarse fuera de la nevera, siendo esta la mejor opción si vamos a comerlo las próximas horas. El frío podría resecar demasiado el bizcocho.
¡Corre, este bizcocho vuela en la mesa!
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