Es un bizcocho muy esponjoso y muy ligero.
Estaba convencida de que lo tenía ya publicado en el blog, pero el otro día, preparé unos cuantos (en casa nos encanta desayunar dulces caseros) y uno de ellos se lo regalé a una gran amiga (que no puede tomar lácteos) y cuando me pidió la receta le dije ahora mismo te la mando, me puse a buscar como loca en el blog y no aparecía por ningún sitio.
Así que aprovecho hoy que es su cumpleaños y lo publico para que pueda hacerlo cuando quiera. ¡Felicidades Rocío!
Vamos a por la receta!
Ingredientes:
5 huevos150 gr de harina
150 gr de azúcar
1 c/p de vainillina
Lo primero que hacemos es separar las claras de las yemas. Con unas varillas montamos las claras, cuando empiecen a montar añadimos la mitad del azúcar y seguimos montando hasta que se formen picos, reservamos.
Ahora en otro bol, mezclamos las yemas con el resto del azúcar. Montamos con las varillas hasta que empiecen a blanquear y doblen su volumen.
Precalentamos el horno a 160, calor arriba y abajo.
A la mezcla de las yemas, le añadimos una tercera parte de la harina, tamizada, y mezclamos con movimientos envolventes. Añadimos ahora a esta mezcla una tercera parte de las claras montadas, y también mezclamos con movimientos envolventes.
Añadimos de la misma forma otro tercio de harina, otro tercio de claras, el último tercio de harina y el último tercio de claras. Siempre con movimientos envolventes, para que la masa no pierda el aire que hemos creado con las varillas
Vertemos la masa en un molde o en varios y horneamos. Si va en un solo molde, necesitaremos 40 minutos, si lo metemos en varios moldes ya depende del tamaño (yo suelo repartirlo en 3 moldes y horneo 25 minutos).
Pero como siempre os digo, cada horno es un mundo, la primera vez que lo preparéis vigilad y cuando pinchado un palillo éste salga limpio sabréis que ya está listo.
Dejad enfriar y servirlo con azúcar glass espolvoreado. Veréis que rico!