El bizcocho de zanahoria hace mucho tiempo ya que es un clásico de la repostería casera. Su origen es antiguo, en la Edad Media, cuando los edulcorantes como los conocemos hoy en día (azúcar) no existían o eran tan caros que solo eran accesibles a las clases más acomodadas.
En aquel entonces, se utilizaban tanto la zanahoria como la remolacha para elaborar postres dulces, porque ambas verduras contienen mucha azúcar.
En esta versión, las avellanas le dan un sabor exquisito al bizcocho. A mí, personalmente, me ha gustado más que cuando lo hago con nueces. El sabor de este bizcocho es tan espectacular que no necesita de ningún potenciador añadido como la crema de queso, las pasas, la piña o el coco.
Eso sí, las avellanas cómpralas tostadas y tritúralas con la pielecilla. Tienen mucho más sabor.
Si las avellanas solamente las encuentras crudas, también las puedes tostar durante 10 minutos en el horno. En repostería este proceso también se suele hacer con las almendras porque el tostado le aporta mucho sabor a los frutos secos.
No dejeis de hacerlo, es adictivo y muy muy sencillo. Se convertirá en uno de vuestros bizcochos favoritos.
Ingredientes:
200 gr. de harina de repostería
175 gr. de avellanas tostadas
200 gr. de azucar
400 gr. de zanahoria rallada
125 ml. de aceite de girasol
4 huevos
1 sobre de levadura tipo Royal (15 gr.)
1 cucharadita de bicarbonato
1 cucharadita de vainilla liquida
2 cucharaditas de canela molida
20 ml de ron (opcional)
25 gr. de avellanas picadas grueso
azucar glass para espolvorear
Elaboración:
Necesitaremos un molde alargado para bizcochos (cake), el mio es de 30 cm de largo. Untado de mantequilla y espolvoreado con harina.
Empezamos por triturar las avellanas tostadas, no hace falta quitarles la piel, en un batidora o robot, lo mas fino posible. Que parezca harina.
Rallamos también las zanahorias, con un rallador o en el robot de cocina. Tiene que quedar muy rallada para que luego no se noten los trocitos.
En un cuenco grande mezclamos la harina, la levadura, la canela, el bicarbonato y una pizca de sal. Añadimos las avellanas molidas y mezclamos todo.
Con unas varillas eléctricas batimos los huevos con el azúcar hasta que estén espumosos y añadimos después el aceite de girasol, la vainilla y el ron (si lo usas).
Juntamos este batido con la harina y mezclamos con una espátula. Añadimos ahora la zanahoria rallada y volvemos a mezclar todo.
Volcamos la masa en el molde preparado y esparzimos por encima unos 25gr de avellanas groseramente picadas. Esto es a efectos decorativos y es opcional.
Introducimos el molde en el horno precalentado a 200º, con calor arriba y abajo. Nada más meter el molde en el horno, bajamos la temperatura a 170º. Lo dejamos dentro durante 45 minutos.
Dejamos enfriar durante unos 10 minutos y lo desmoldamos. Una vez que el bizcocho esté frío, lo espolvoreamos con azúcar glass.
Si tienes un robot de cocina tipo Thermomix, puedes rallar la zanahoria unos 7 segundos en velocidad 6 1/2. Lo remueves un poco con la espátula y repites la operación. Te quedará en su punto.
Con las avellanas, las puedes triturar junto con el azúcar, en velocidad 10.