En esta ocasión me he saltado la tradición para hacer un regalo a una persona muy especial que he conocido a través del blog y he tenido el gusto de compartir , en persona, momentos inolvidables, no solo con ella sino con el resto de nuestras familias. Ella es María José del blog Cocinando con gusto y hace poco ha sido mamá por segunda vez. Por este motivo, se me ocurrió enviarle un detalle. Ya le había hablado de estos rosquetes y prometí que cuando tuviera la oportunidad ella los iba a probar, así que mejor ocasión que la llegada de un nuevo miembro a su familia, el pequeño Alex.
Era un largo camino el que iban a recorrer Tenerife-Barcelona, pero llegaron perfectamente envueltos en esa cajita que a parte del riquisimo dulce que llevaba también iba un sentimiento encerrado que María José supo captar de inmediato. Me alegra muchísimo que les hayan gustado y que lo hayan disfrutado.
Ingredientes:
- 1 kg. de harina normal
- 1 kg. de azúcar
- 3 huevos
- 1 sobre de levadura química
- 1 l. de aceite refinado
- 1 cucharada de canela molida
- 1 cucharadita de café de sal gruesa
- ralladura de limón
- 1 vaso de jugo natural de naranja
**las medidas de esta receta es por vasos, yo utilizo un vaso de 250ml aproximadamente**
Elaboración:
Al kilo de azúcar se le quita un vaso y el resto se pone en una olla al fuego medio, con medio litro de agua, para formar un almíbar ligeramente denso.
En un bol se pone el jugo de naranja, 1 vaso de aceite, 1 vaso de azúcar (el que habíamos separado anteriormente), la canela, la levadura, los tres huevos y la cucharilla de sal. Se baten todos los ingredientes bien y se le va agregando la harina. Se amasa hasta que quede una masa consistente y que no se peguen a los dedos.
Una vez hecha la masa, se van cogiendo pequeñas porciones y se van formado unas especies de rulos alargados y delgados, se entrelazan para ir formando los rosquetes. Una vez los tengamos todos se fríen con el resto del aceite y se reservan.
Una vez fritos, se van poniendo en una ondilla, de tres en tres o cuatro en cuatro unidades. Se les añade un poco de ralladura de limón y medio cucharón de almíbar. Se le van dando vueltas ligeramente con una paleta para que cojan bien el almíbar. Se ponen a secar en una bandeja y quedan listos para su degustación.
Estos rosquetes son geniales para hacerlos en familia, se pasa una tarde muy agradable, así que les animo a probarlos.