Y los reinicios tampoco.
El día uno cumplí 12 años en mi trabajo.
El 6 de junio el blog cumplió 5 años de vida.
Casualidades del destino es el mismo día que vuelvo a publicar, aunque sea una breve entrada para saludar, tras mi segunda maternidad.
Tanta experiencia a mis espaldas y estoy más perdida que el primer día. En todo. En mi trabajo, en mi blog, en la blogosfera, en mi propia vida.
Porque hasta ahora había cogido un bonito ritmo y todo iba como la seda pero aquello era un limbo de 16 míseras semanas y después había que enfrentarse a la vida real.
Al menos esta vez venía concienciada a que durante estas semanas el mundo no se ha parado y me iba a encontrar con muchos cambios en la oficina o en mis cocinas virtuales amigas. Tan preparada para lo peor venía que me ha sorprendido encontrarme con que esta vez es como si hubiera estado unos días de vacaciones y no ha habido tantos cambios como cuando nació Lara.
Eso no quita que los primeros días me costara ubicarme en la oficina y que me sienta tremendamente extraña redactando esta receta. Es que no sabía ni por dónde empezar, ni qué receta elegir, ni qué quiero contar...
Lara comenzará el colegio en septiembre y no me lo creo. Hace dos semanas se hizo la foto para la orla de la guardería y dentro de dos semanas justas es su fiesta de fin de curso.
¿Cuándo ha pasado el tiempo? Porque recuerdo como si fuera ayer el día que solicité plaza en la guardería, el día que firmé su matrícula, su primer día, tan pequeña, que no sabía casi estarse sentada solita... y a partir de ahí el tiempo se disparó y tengo una niña que habla por los codos, que chapurrea en inglés un montón de palabras y algunas canciones, que se da cuenta de todo lo que ocurre a su alrededor y me sorprende cada día con las cosas que me dice porque tiene salidas de adulta.
Elena también irá a la guardería en septiembre. Y esta vez hago oídos sordos a todo el que considere que tiene derecho a opinar sobre lo que hago o dejo de hacer con mi vida, mi trabajo y mis hijas. Los buenos consejos siempre son bien recibidos. Y el que habla por hablar sin aportar nada positivo se da con mi indiferencia. No tengo tiempo ni para mostrar desdén porque no lo merecen. Mucho menos para sentirme mala madre (sin serlo, al menos del todo)
Me despedí con un bundt y regreso con otro. Estaba un poco perdida. No sabía por dónde encauzar la vuelta al blog, qué receta elegir, así que tras dar dos o tres vueltas en mis borradores me topé con esta maravilla. Con el chocolate siempre aciertas y como el tiempo no acaba de decidirse por el frío o el calor a ratos aún apetece encender el horno y preparar cosas tan ricas como este bizcocho.
No entra por los ojos, lo sé. No son las mejores fotos, pero esta vez no pude evitar que se le metiera mano antes de la sesión.
Esta es una de esas ocasiones en las que me gustaría que al menos el olor pudiera traspasar pantallas. Porque sólo con eso caeríais rendidos.
La combinación del chocolate y los arándanos es tremendamente top en cuanto a sabor y a aroma. Además la textura es jugosa y untuosa a más no poder ¡todo un gustazo!
Durante el tiempo que he pasado en casa, como Elena ha dormido bastante y si no me la he llevado a la cocina en su hamaca y ha aguantado bastante bien (casi siempre) mis cocinados, he podido seguir preparando postres caseros y haciendo sus respectivas fotos.
Por supuesto he aprovechado para seguir dando salida a cosas que tengo en la despensa (¡que cada día está más vacía!) antes de que caduquen.
Tenía unos botes de jalea de arándanos que compré hace tiempo en Lidl. Como tienen la fecha bastante larga siempre se quedan atrás. Pero me acordé de este brownie que estaba espectacular y le di una vuelta para conseguir una versión bundt que no le va a la zaga.
Si no tenéis jalea no pasa nada, la sustituís por mermelada de arándanos (o fresas, frambuesa, frutos rojos...) y todos tan contentos.
Lo de usar chocolate a la taza fue también para dar salida a un brick que tenía en casa y que prefería usar en un postre antes que atacarlo directamente (que los kilos del embarazo me han cogido cariño y no se quieren marchar solitos). Pero que si no tenéis en casa lo cambiáis por chocolate y un poquito de leche y asunto resuelto.
Lo importante es que no tengáis excusas para no preparar una maravilla así.
Además en un momento está la masa lista y una vez dentro del horno nos olvidamos. Sí que me gustaría hacer hincapié en que es un bizcocho muy frágil así que cuidado al desmoldarlo, que todos nos hemos llevado un disgusto más de una vez al vez que se rompían.
Como siempre tengo un trocito para vosotros. Es un tremendo placer volver a disfrutar de vuestra bonita compañía a pesar de mis meses de ausencia y recibir tanto cariño en los comentarios que habéis ido dejando desde mi vuelta.
¡Y ahora vamos con la receta!
Ingredientes:
* 3 huevos
* 150 gramos de azúcar
* 120 gramos de margarina
* 225 gramos de jalea de arándanos negros
* 235 gramos de harina
* 250 gramos de chocolate a la taza
* 30 gramos de cacao en polvo
* 1 sobre de levadura
* 1 cucharadita de vainilla
* 125 gramos de arándanos deshidratados
* 1 cucharadita de harina
Elaboración:
1. Derretimos la margarina en el microondas y la ponemos en un bol amplio junto al azúcar. Batimos.
2. Añadimos los huevos de uno en uno batiendo en cada adicción.
3. Incorporamos la jalea (mejor a temperatura ambiente) y el chocolate a la taza y mezclamos hasta integrar.
4. Ponemos el extracto de vainilla, la levadura y la harina y batimos hasta que no queden grumos.
5. Ponemos los arándanos en un bol con una cucharadita de harina y mezclamos hasta que queden bien impregnados.
6. Los añadimos a la masa y repartimos bien con ayuda de una espátula.
7. Vertemos en un molde para bundt cake e introducimos en el horno precalentado a 180 grados.
8. Horneamos durante unos 60 minutos o hasta que al pinchar con un palillo este salga limpio.
9. Dejamos enfriar por completo sobre una rejilla y desmoldamos con cuidado porque es tremendamente tierno y es fácil romperlo.
Para conservarlo lo envolvemos en film transparente ¡y a la nevera! Ya veréis que sigue igual de delicioso día tras día.
Lo complicado será resistirse a esa textura untuosa y ese delicioso sabor a chocolate y arándanos ¡cada vez es una combinación que me gusta más y más! y a buen seguro aparecerá en más de una ocasión por mi cocina.
Me ha costado la primera entrada con receta, ya os he dicho que estaba un poco perdida, pero en nada seguro que recupero el ritmo. Ahora toca ponerme al día con vuestras recetas ¡aunque os aseguro que desde el móvil os he ido siguiendo casi cada semana (menos las últimas que el tiempo ya corría en mi contra)!
Nos leemos la semana próxima y mientras tanto ¡sed felices!
Manos a la masa y ¡bon appétit!