Cuando dicen que en Galicia siempre llueve tienen mucha razón.
Menudo día el de hoy. Hemos salido de Ribadiso de Baixo, un poco antes de Arzúa, y tal como hemos salido ya nos hemos encontrado con la lluvia. Pues nada, con los chubasqueros y las luces frontales, a tratar de ir avanzando poquito a poco con cuidado porque está todo lleno de barro y resbala que da gusto.
Al principio avanzamos entre aldeas por pistas forestales. Incluso paramos a desayunar en un sitio bastante tranquilo, un bar donde han montado una especie de carpa que nos protege de la lluvia y que está totalmente vacío, cosa que agradecemos porque no hacemos más que encontrarnos con muchedumbre de gente que no siempre se comportan de una forma respetuosa con los demás. Me pregunto cómo estará las cercanías de Santiago (nos quedan unos 30 kms. para llegar) en Agosto o en año Jacobeo. Estamos a finales de Septiembre y por aquí no para de pasar gente.
Más adelante caminamos en mogollón por el lado de la carretera. De vez en cuando la atravesamos para meternos en medio de bosques de eucalipto, para volvernos a encontrar con la carretera de nuevo. Mientras, la lluvia y el frío no paran. Yo llevo la cara totalmente colorada pero de frío y de los pies ni hablar. Vale que lo que me calcé son unas deportivas normales de tela, las que me compré en Ponferrada y que literalmente me han salvado el Camino, pero es que estoy segura que con esta lluvia no hay GoreTex que valga.
La etapa es hoy tan corta y tan insulsa que no paramos a comer hasta que llegamos al fin de nuestra jornada, en O Pedrouzo, a 20 kms. de Santiago.
Antes nos ponemos a buscar un albergue y nos quedamos en uno que, a pesar de estar casi lleno del todo, está bastante tranquilo. Además nos enteramos de que no admiten reservas. Sí, es que por lo visto se ha puesto de moda hacer el Camino con los albergues reservados. Alucinante. Aprovecho para recomendarlo, se llama Porta de Santiago y allí los peregrinos son bienvenidos, los turigrinos, no. Así de claro :)
Una vez duchados y cuando ya hemos entrado un poco en calor nos vamos a comer un buen pulpo. Cuando hemos llegado al pueblo hemos visto algunas pulperías y hoy, con la de lluvia, frío y gente que hemos aguantado, nos lo hemos ganado. Nuestros compañeros brasileños están en el mismo albergue y por el pueblo también nos encontramos a uno de los alemanes.
Es un día raro, con un sabor agridulce. Estamos a punto de terminar y me da pena que esto acabe, pero a la vez pienso que desde la otra vez que hice el Camino, en el 2006, hasta ahora ha cambiado tanto! el tipo de gente que te encuentras sobre todo. Estoy un poco decepcionada por estos últimos 100 kms. hasta llegar a Santiago. No hay apenas el respeto ni el compañerismo y la comprensión que habían los primeros días. Esto es lo que me hace tener ganas de terminarlo. Para hoy, para quitar esta sensación, lo mejor es preparar algo bien dulce. Esta tierra está llena de frutos del bosque, de quesos, de frutos secos… se me ocurre algo que combina las tres cosas perfectamente.
Crema de yogur y mascarpone con arándanos y nueces garrapiñadas
Para 4 raciones
2 yogures naturales sin azúcar
200 grs. de queso mascarpone
4 cdas. de azúcar blanco
60 grs. de arándanos rojos
60 grs. de arándanos azules
100 grs. de nueces
1. Batimos los yogures con el queso hasta que estén perfectamente integrados. No les añadiremos azúcar porque el puntito ácido suave de la mezcla quedará muy bien con el resto de ingredientes, que sí quedarán más dulces
2. Lavamos los arándanos. Ponemos una sartén con dos cucharadas de azúcar y una de agua y dejamos que empiece a caramelizar. En este punto en el que está un poco dorado, añadimos otra cucharada de agua con mucho cuidado porque chisporroteará y los arándanos. Lo dejamos cocer a fuego lento durante unos 5 minutos
3. Para garrapiñar las nueces las partimos ligeramente con las manos. En otra sartén echamos el azúcar restante y otra cucharada de agua. Cuando empiece a caramelizar añadimos las nueces y no paramos de remover hasta que el caramelo las haya impregnado bien y estén ligeramente tostadas.
4. Para servirlo repartimos la crema de yogur y mascarpone en cuatro recipientes. Por encima echamos los arándanos y las nueces. El jugo que ha quedado de la cocción de los arándanos lo pondremos también. Si hacemos círculos con un palito nos quedará una decoración muy bonita en la parte superior de los vasitos
A decir verdad lo que no hemos parado de encontrarnos durante el día de hoy son castañas. Debe ser la época en la que los castaños dejan caer su fruto y nos ha pasado como con las manzanas: el suelo totalmente lleno de castañas. Seguramente este postre con castañas quedaría también muy rico, pero son tan de temporada que, si no es a finales de Septiembre-principios de Octubre, es complicado poderlo preparar. Con las nueces se puede hacer en cualquier momento del año.
Mañana llegaremos a Santiago y allí terminará nuestro Camino. En el albergue hay música clásica de fondo, esperando que llegue la hora de acostarnos. La sensación de recogimiento es inmensa. Tiene hasta un punto espiritual que cala muy hondo. ¿Será el albergue y su música o serán todas las madrugadas que hemos caminado solos antes del alba? ¿o cada una de las personas que nos ha dedicado una sonrisa, unas palabras o un apoyo cuando lo hemos necesitado? Quizá no es el albergue, quizá somos nosotros que hemos cambiado.