(El día anterior recorrimos el principio del Bierzo e hicimos una riquísima tarta de queso y uva)
La noche en el albergue de Cacabelos ha sido un concierto de ronquidos con artista destacado. Recordemos que estábamos durmiendo en habitaciones de dos personas pero todas están comunicadas porque las paredes que separan con las contiguas no llegan hasta el techo sino que hay un espacio como de un metro. Se ha juntado que aquello debe hacer de caja de resonancia con que nos ha tocado un roncador profesional. Mala combinación. En alguna habitación a mi derecha, el roncador, roncando como si me lo estuviera haciendo en el mismo oído. En la habitación justo a mi izquierda, un chico a quien se le acabó la paciencia golpeando la pared (mi pared, la que tenía pegada a la cama) y gritando “¡¡¡venga, chico!!! ¡¡¡Que te vas a ahogaaaar!!!”. De cansancio o qué se yo, no me podía contener las ganas de reír. A mi derecha el super-roncador, a mi izquierda el gritón y yo la loca del pueblo partiéndome de risa a las tantas de la madrugada. De película, oye :D
A pesar de eso y como ya nos hemos acostumbrado a echarnos a andar de noche y a estas alturas no hay horitas de sueño que nos puedan vencer, hoy no va a ser menos y salimos que aún falta un rato largo para el alba.
Un poco más adelante hay dos opciones para seguir hasta Villafranca del Bierzo: o al lado de la carretera o por los caminitos del bosque. Nosotros, en nuestra tónica de evitar carreteras, nos metemos en la segunda. Es más larga pero vas caminando entre viñedos y con el fresquito de la mañana viendo colinas de viñedos entre bosquecillos es de cuento.
Llegamos a Villafranca del Bierzo y pasamos por delante de la Puerta del Perdón. Dicen que a aquellos peregrinos que porque están enfermos o no pueden continuar por cualquier motivo, si llegan a la Puerta del Perdón se les perdonan los pecados como si hubieran llegado a Santiago. Nosotros nos la encontramos cerrada. Será una señal para que sigamos caminando hasta Santiago.
Villafranca del Bierzo
Al salir de Villafranca hay que ir con cuidadito porque también hay dos alternativas y una de ellas es bastante más dura que la otra. La que queríamos tomar nosotros pasa por el lado de una carretera pero el camino está muy bien delimitado y separado de los coches con un muro. La alternativa es la que llaman “variante de Pradela (o por montaña)” en la web Gronze.com. Os dejo una gráfica de desnivel de esta web para que veáis por qué no queríamos tomar la variante de Pradela bajo ningún concepto, a pesar de que la otra va al lado de la carretera. Vimos este gráfico y automáticamente nos temblaron las piernas:
El recorrido “planito” va entrando en pueblecitos con sus típicas iglesias entrañables. En un principio parecía que iba a ser muy fácil pero será por la monotonía de la carretera o por el hecho de estar todo el rato pisando asfalto (porque el camino al lado de la carretera está separado pero asfaltado) o las dos cosas. El caso es que hemos terminado el día 3,5 kms. antes de lo previsto y sin poder dar un solo paso más.
Al llegar a Vega de Valcarce hemos encontrado un albergue al lado de la carretera pero algo escondido. Cuando hemos llegado, más temprano de lo normal, nos han enseñado la habitación y hemos podido escoger camas porque no había nadie más. Es una casita que no se ve desde la calle principal del pueblo, al lado tiene un bosquecito, pegado un riachuelo de agua fresquita… no se por qué me recuerda algo a Twin Peaks (¡glups!).
A media tarde nos vamos a dar una vuelta por el pueblo. Está lleno de calabazas. Algunas son enormes. ¡Nunca había visto calabazas tan grandes! Y con el fresquito que hace apetece muchísimo una crema bien calentita.
Crema de calabaza con almendra picada (para 2 personas)
400 grs. de calabaza
1 cebolla pequeña
1 diente de ajo
1 patata pequeña
500 ml. de caldo de verduras
un puñado de almendras tostadas
aceite, sal y pimienta
1. Rehogamos la cebolla cortada y el diente de ajo en un poco de aceite. Añadimos la calabaza y la patata (pelada) cortadas en cubos.
2. Cuando estén blanditas añadimos el caldo de verduras, sal y pimienta y lo dejamos tapado a fuego medio durante 25-30 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se pegue.
3. Trituramos todo bien hasta que quede una crema muy fina.
4. Picamos las almendras peladas. Servimos la crema calentita con las almendras picadas por encima
De regreso al albergue nos hemos encontrado a unos chicos que ya habíamos visto antes. Una de ellos termina aquí el camino. Otro está todavía decidiendo si seguir un poco más o terminarlo ya.
Nosotros nos retiramos ya a descansar en un albergue en el que no hay nadie más, que está algo retirado del poco movimiento que hay en el pueblo, en el que no se puede cerrar la puerta porque no tiene cerrojo y que está en un rinconcito que mi mente me ha jugado la mala pasada de recordarme a la serie Twin Peaks… ¡¡¡¡¡gluuuups!!!!! Preveo una noche memorable :S