Ingredientes:
200 g de mantequilla ablandada
2 huevos
180 g de requesón ruso (“Tvorog”), pero se puede sustituir por requesón de aqui o mató.
1/2 cucharilla de bicarbonato o 1 sobre de levadura química
aproximadamente 2,5 vasos de harina
aceite de oliva o girasol para el relleno
azúcar para el relleno (al gusto)
No tengo fotos del proceso de la preparación de la masa, ya que es bastante fácil y tengo recetas muy parecidas donde podéis ver las fotos de la preparación (ver aqui).
Mezclamos la mantequilla con el requesón pasado por el chino (para evitar grumitos). Añadimos los huevos y vamos agregando la harina. Yo he usado el robot para amasar, podéis hacer lo mismo o hacerlo con las manos, ya que no es muy difícil. Como os comenté más arriba, si os gusta el dulce, añadid un poco de azúcar en la masa, digamos 100g más o menos. Si veis que hace falta más harina, poned más, ya que la masa debe ser manejable y no pegarse a las manos. Posteriormente la tendremos que estirar con el rodillo.
Una vez hecha la masa, la envolvemos en papel film y la dejamos una hora en la nevera. Después de este ratito, la partimos en 2 o 3 partes, sacando de la nevera solo una por el momento. La estiramos con el rodillo y la dejamos bastante fina (veréis el grosor en la foto). Una vez estirada, untamos generosamente con aceite y espolvoreamos generosamente con el azúcar. Enrollamos por un lado hasta el final y cortamos trocitos en perpendicular de 1 cm de ancho más o menos. Los rollitos resultantes colocamos en la hoja de papel vegetal encima de la bandeja de horno. Los abrimos un poco para darles forma. Horneamos a 180º unos 15-20 minutos. Veréis que se han dorado mucho, entonces hay que sacarlos del horno.
Podéis usar otros rellenos (mermeladas, frutos secos, claras montadas, semillas de amapola con azúcar o miel, etc.) Son fantásticas para el desayuno o para el té de la tarde, y se hacen con productos básicos. Y bastante rápido. En fin, otro de mis tesoros soviéticos