Como ya os comentaba en un post anterior, mis recuerdos navideños siempre se asocian a dos estupendas verduras que nunca faltan en nuestras celebraciones familiares: la lombarda y el cardo. El mes pasado publiqué la receta de la LOMBARDA CON MANZANA, y esta vez le toca el turno al CARDO CON ALMENDRAS.
Cuando era pequeña y aparecían en la cocina esos tallos gigantes (podían llegar a medir de 1 a 1,5 m. de altura), yo siempre ponía mala cara. No entendía como esos manojos inmensos podían terminar en un plato tan rico. Me encantaba ver como limpiaban las pencas tirando de las hebras, y jugaba con ellas como si fueran hilos. Algo normal en mí lo de estar siempre por la cocina, que era el lugar de la casa donde había más ambiente.
El cardo es una hortaliza de invierno, aunque la empezamos a ver en los mercados a finales de noviembre. Junto con las alcachofas, sus primas hermanas, son de esas verduras que dan pereza preparar porque supone pasarse un rato limpiándolas. Pero no es lo único que comparten: ambas ennegrecen las manos al manipularlas. Mi madre nos enseñó un TRUCO estupendo: GUANTES DE GOMA y RAPIDEZ. Nada de ponerle limón al agua (le daría más acidez a una verdura de por sí un poquito amarga). Lo importante es limpiarlo justo antes de empezar a prepararlo.
Aunque la auténtica versión familiar es de Cardo con Piñones, yo la he adaptado a las almendras.
INGREDIENTES:
1 kg. de cardo
1/2 cebolla grande
1 puñado de almendras picadas
Aceite de oliva virgen extra
3-4 ajos
½ cucharadita de harina
Una punta de pimentón dulce
Perejil
Sal
ELABORACIÓN:
Limpiar bien el cardo quitando los bordes laterales y las hebras centrales. Lavarlo con agua fría y cortar en trozos. Poner a cocer en una cazuela con agua y sal. Cuando estén tiernos, escurrir reservando el agua de cocción.
En un mortero se machacan 3 ó 4 ajos con un poco de sal y perejil. Cuando esté todo bien desecho, añadir las almendras en trocitos y continuar majando hasta conseguir una pasta. Echar en el mortero un vasito de agua de cocer el cardo que previamente habíamos reservado.
Poner un poquito de aceite de oliva virgen extra en otra cazuela y pochar media cebolla muy picadita. En mi caso, ya lo he comentado muchas veces, la cebolla pochada la paso por el minipimer cuando ya está blandita. De esta forma evito la desagradable cara de mi hija cuando encuentra un trozo de dicha hortaliza en un plato. Ahora ni se entera, y la comida tiene ese sabor que le da un buen sofrito.
Añadir una cucharadita de pimentón dulce y otra de harina. Mezclar todo bien y tostar. Verter el contenido del mortero. Remover bien y poner la verdura. Terminar de cubrir ligeramente el cardo con el agua de la cocción y dejar que se guise despacito unos 10 ? 12 minutos más. Si viéramos que se reduce en exceso el caldo, añadir otro poquito del agua de cocción.
No podía faltar aquí mi punto práctico y, como siempre voy con prisas, alguna vez lo hago con cardo natural en conserva. Eso sí, solamente lo he probado de la marca GVTARRA, y sale buenísimo. También podéis encontrar cardo troceado congelado, pero entre estas dos opciones apresuradas me quedo con el cardo en conserva.
Y ésto es todo. No dejéis de probarlo. Es un lujazo de plato y de lo mas sencillo. Espero que os guste.