Las fuentes, propias de lugares casi mágicos como la Alhambra, acompañan con su suave sonido la degustación de carnes, legumbres y cereales, preparados con las técnicas más tradicionales. Entornos como el que nos ofrece el restaurante Mosaiq recuerdan los ambientes arábigos más puros, que nos regalan sabores inigualables entre suaves sedas, a la luz de lámparas propias de Las Mil y Una Noches.
Para comenzar...
La gastronomía arábiga nos ofrece un amplio surtido, tanto frío como caliente, para comenzar un menú que se antoja prometedor.Jhun Arroyo, gerente del restaurante Mosaiq, asegura que los entrantes más tradicionales son "el hommos, crema de garbanzos con aceite de sésamo y zumo de limón" y, entre la variedad caliente "el falafel, un pastel hecho a base de lentejas y verduras variadas, y la pastela, hojaldre relleno de pollo, verduras y almendras, muy típico en la comida árabe, aunque se hace de diferentes formas según la zona".
Asimismo, los que desean degustar ingredientes y condimentos con cierto toque de exotismo pueden saborear el tabboluleh, un plato realizado con tomate, cebolla, sémola de trigo, acompañado con hierbabuena y perejil; o el dolmeh, arroz, perejil y cebolla envueltos en hoja de parra.
Los vegetarianos también están de enhorabuena; el típico couscus de verduras, solo o como acompañamiento; los tallarines de verduras; o el moutabal, una deliciosa crema de berenjenas con el mismo aliño que caracteriza al hommos, son algunos de los platos más apropiados.
Delicias en el plato principal
Si ha de ofrecernos un plato estrella, Jhun Arroyo se inclina por el tagine de pollo, cocinado con aceitunas, limón y cebolla, en cazuela de barro. El responsable de Mosaiq nos explica que "la mayor parte de la carne se hace a la barbacoa, aunque también se utiliza la cazuela o el horno". Entre los preparados a la barbacoa encontramos Shish Tauk y Shish Kebab, pinchos de pollo y cordero respectivamente aderezados con especias y limón.Jhun Arroyo afirma que "las especias son muy importantes para la cocina árabe; aunque no son muy fuertes, son la base de la comida". Destacan el comino, la paprika y la canela, aunque algunas de ellas no son fáciles de encontrar en España, ya que proceden de Siria y Líbano. En cualquier caso, si deseamos preparar estos platos nosotros mismos, estos y otros ingredientes fundamentales los encontraremos en tiendas especializadas.
Además de la variada oferta de carnes, la cocina de Oriente Medio no deja de lado el pescado. Langostinos, atún o dorada son los protagonistas del elemento central de nuestro menú. Tanto éstos como la carne se acompañan habitualmente con el clásico pan de pita o con arroz.
El complemento ideal
Para que el menú sea inmejorable, no olvidaremos las bebidas. Además del tradicional té que degustaremos a lo largo de la comida o como postre, en Mosaiq, y aunque no es habitual en esta cultura, disponen de una selecta carta de los mejores vinos elaborados en la Península. Jhun Arroyo nos explica que esta oferta se debe a que "Mosaiq no es simplemente una oferta de comida árabe, sino que es de todo un poco, una mezcla entre comida de Marruecos, Siria y Líbano y la comida occidental, mediterránea".
Así, regaremos los platos más exquisitos de Oriente Medio con caldos blancos, rosados o tintos, tanto jóvenes
como crianzas o reservas, de Somontano, Rueda, Toro o Priorato. Para finalizar, elegiremos una copa de cava o
del más selecto champán.
Mosaiq dispone de tres salones que representan ambientes diferentes: un salón principal, con mesas de forja y mosaico y lámparas típicamente orientales, un patio entre palmeras que evocan otras latitudes, y una recogida sala que se caracteriza por sus mesas bajas labradas, pufs y sobre todo, por el ambiente íntimo que crea el murmullo de su fuente y de una iluminación tenue. En todas ellas, las amplias telas que forman la decoración, los tonos rojizos y azules y la calidez de seda, los comensales se sentirán transportados a otra cultura, que nos ofrece su mejor gastronomía.
Agradecimientos: Jhun Arroyo, gerente del restaurante Mosaiq