He buscado y probado varias formas de hacer costillas al horno adobadas, porque me encantan. Con una ensalada o unas patatas fritas me parecen una delicia que suelo hacer los domingos, cuando tengo un poco más de tiempo.
He probado hacer el costillar completo, a separar las costillas enteras y al final llego a la conclusión de que como más me gustan es así, partidas , de bocadito.
No son muy laboriosas, tan solo necesitan tiempo de horno, para que queden como nos gusta en casa, que la carne casi se deshaga, y se separe perfecta del hueso. El truco, es sencillo, cocinarlas envueltas en papel de aluminio, como si fuera un papillotte y justo al final retirarlo para que se doren.
El otro secreto, por llamarlo de alguna forma, el adobo. El que más me gusta, ajo, vinagre, sal, pimentón y hierbas frescas, también añado algo de té, o agua. El té le da un sabor muy especial. Todo dejado macerar una noche, y cocinado con tranquilidad al dia siguiente.
Para mí, la mejor receta de costillas al horno adobadas.
Tiempo Total:
Dificultad: Fácil
Comensales: 4 personas
Ingredientes
400 gr de costillas de cerdo partidas
Sal
aceite de oliva virgen extra
2 dientes de ajo
1 cucharadita de pimentón dulce
2-3 cucharadas de vinagre
medio vasito de agua o de té negro
2-3 cebolletas picadas
romero fresco
cebollino picado
Instrucciones: La noche anterior, salamos las costillas y las ponemos en un recipiente tipo fiambrera. Añadimos los ajos prensado, el vinagre, el pimentón, un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra, las verduras picadas y el agua y dejamos marinar. Calentamos el horno a 180ºC, ponemos papel de aluminio, que doblamos en los extremos para que forme como una fuente, y lo ponemos sobre la bandeja del horno. Ponemos las costillas y los líquidos de marinado y tapamos con más papel de aluminio. Introducimos al honro al menos 1h 30M, acabado este tiempo comprobamos la cocción de la carne. Debe estar muy blandita, casi que se deshaga. Destapamos y dejamos que se doren unos 5-10 minutos. Servimos con romero, cebolletas y cebollino frescos, bien picadito, por encima. Os aseguro que, nunca mejor dicho, os vais a chupar los dedetes.
Source:
ha sido publicado originalmente en Cocinando con CatMan. Puedes seguirme también en Twitter, Facebook y Google+.