¿Cómo se había podido complicar tanto?
Él era un mangante de poca monta, siempre lo había sido
Huyó de los estudios como un gato del agua, así que el camino más fácil había sido el de las calles y buscar la compañía de otros como él
Robar el tiendas, se había convertido en un divertimento. Sus padres ya no le daban ni para pipas y las horas en la calle eran demasiadas. Lo más práctico, robar la merienda
No recuerda cómo pasó de los bollycaos a otras cosas más importantes
Se le daba bien
Ropa, móviles, comida, gafas, todo lo imaginable para su uso personal
Otro paso natural fue revender todo lo que le sobraba
Las drogas y el alcohol nunca fueron con él. Había visto visto como muchos de sus amigos se quedaban en el camino y a él, con robar tenía bastante
Había hecho de aquellos hurtos y de su venta su modo de vida
La policía lo conocía, claro que lo conocía. Hasta ahora, por su buena destreza y por la poca de la policía, se había librado. Nunca lo habían podido coger con nada encima y eso era importante
Le tenían muchas ganas. Ya no le serviría con ser menor. Con veinte años recién cumplidos, algún día en la cárcel pasaría
No sabía cómo se había dejado enredar por el amigo de un amigo de un amigo...
Nunca había estado tan asustado, ni cuando con nueve años lo había retenido un guardia de seguridad por robar una gorra. Habían avisado a sus padres. Cuando le dijeron que su padre iría a buscarlo se orinó encima de puro miedo
Su padre tenía la mano demasiado ligera y aunque ahora ya no se atrevía ni a soplarle, en aquel entonces, la correa iba de boli
Sus colegas tardaron en convencerlo, pero lo hicieron
Entrar y salir, le dijeron
Y ahora aquel banco se había convertido en una ratonera para él y para aquel yonqui que le acompañaba
Si él estaba histérico, no quería ni pensar cómo estaría el otro
Cuando sonaron las primeras sirenas, sabía que el que los esperaba fuera en un coche, ya estaría muy lejos de allí
Allí quedaban los dos tontos con unas pistolas, rodeados de policías
Si todo quedara solo en eso aún podría dar gracias, pero si el asunto se complicaba, y todo apuntaba que así sería, pasaría muchos años en la cárcel
Tenía que deshacerse de su pistola y tranquilizar a aquel tipo escuálido del que no recordaba ni el nombre
Aquel tipo temblaba, gritaba a todo el mundo y amenazaba con la pistola, cogida con las dos manos incapaz de sostenerla con una sola
De pronto, sintió que algo impactaba en el pecho, le hacía retroceder y caer
Dejó de oír. Se tocó el pecho y vio sus manos llenas de sangre
No quería que lo recordaran así, como un atracador
Sabía que le rompería le corazón a su madre
Solo era entrar y salir, le dijeron
Si solo era entrar y salir, porqué no robaba banco todo el mundo
Y con ese pensamiento estúpido se le escapó la vida
PD Relato inspirado por Xenia Ferrer
INGREDIENTES
1 puerro grande
6 zanahorias
1 nabo
1 rama de apio
2 patatas
2 tomates
1 calabacín
1 cebolla
1 pastilla de caldo de verdura
100 ml de nata (crema de leche) líquida
Mantequilla
Agua
Sal
Pimienta
ELABORACIÓN
Pelar y cortar las verduras en trozos pequeños
En la cubeta poner una cucharada de mantequilla
Menú Cocina
Pochar el puerro
Reservar
Limpiar la cubeta o utilizar otra
Poner el resto de verduras en la cubeta y la mitad de la pastilla de caldo
Cubrir de agua
Menú Cocina 10
Sacar la cubeta de la olla
Pasar la verdura a un bol con 3-4 cucharones del caldo
Sazonar al gusto
Triturar
Verter el puerro en la cubeta limpia
Verter 1-2 cucharones del caldo de cocer las verduras
Añadir la pastilla de caldo restante
Menú Cocina sin tapar
Cocinar 5-6 removiendo
Añadir el puerro y la nata (crema de leche) líquida a la crema anterior
Mezclar
Receta adaptada de m.marmiton.org