Estoy en este punto por la rabia, por una rabia cegadora que no pude controlar
Cuando, después del gran susto, reconocí a Víctor detrás del cristal y aunque no me cuadraba que estuviera allí, le dejé pasar. Podía haber pasado cualquier cosa para que un colega de mi marido se presentara en medio de una tormenta, en mi casa de vacaciones
Menos mal que no había luz. Menos mal que solo dos velas eran testigo de nuestras caras
La de él con los ojos sin fijar la mirada en mi, la mía transformándose a cada palabra que él pronunciaba
Había venido a contarme lo que Antonio no había sido capaz de contarme en ocho años. Había venido a contarme su historia de amor
No escatimó en detalles. Fechas, viajes, celebraciones. Ocho años idílicos y perfectos
No entendía nada. A pesar de los detalles y de las fotos que me enseñó, yo no entendía nada
Cuando aquel hombre entró en mi casa, nada me hacía pensar a lo que venía
Se quitó el abrigo que chorreaba agua, me tranquilizó, intentó arreglar los fusibles, buscó unas velas por la casa, se cortó mientras que recogía los cristales del vaso roto, preparó café para los dos y cuando acabó de comportarse como una persona atenta, compañero y amigo de mi marido, me soltó la bomba
Si se hubiera ido entonces, nada de esto hubiera pasado
Su última frase, ese fue lo que me cegó por completo
"Antonio no se ha atrevido nunca a contártelo por qué le das pena", me dijo
¿Pena? ¿A mi marido le doy pena? ¿Mi marido me es infiel con un hombre y yo le doy pena?
Al oír eso puse el piloto automático. Se fue y yo puse el piloto automático comida por la rabia, el asco, la incredulidad
Rompí una ventana, volví a esparcir por el suelo los cristales del vaso roto, me hice un corte en la mano y manché el suelo con ella, la fregué sabiendo que aún así encontrarían rastros, tumbé una mesa baja, una silla y unos objetos al azar
En el dormitorio, manché las sábanas con mi sangre y con la sangre del corte de Víctor
Llené una mochila con comida y salí de aquella casa
Igual que la tormenta había traído mi peor pesadilla, ahora cubriría mi rastro
Dejé la puerta de par en par y muerta de frío y calada hasta los huesos, me metí en el bosque
Tres horas tardé en rodearlo y llegar a la orilla más alejada, siempre a través del bosque sin salir a los caminos de tierra
Amanecía cuando llegué a la casa en la que llevó más de veinte días
Sabía que en esa casa no habría nadie. Sus dueños, unos alemanes que solo vienen en las vacaciones de verano
Si la policía no me encuentra, podrían pasar siete meses
El problema de la comida lo tengo resuelto hasta abril con las latas que había en la casa y lo que me traje
Está bien que hayan detenido a Víctor, ya me lo imagino gimoteando, intentando explicar que él solo me contó su historia y que se fue sin más
Mi marido ya no se recuperará del escarnio publico aunque yo aparezca y todo se aclare
¡A ver quién da más pena ahora!
¿Qué si pienso en dejar ya esta tontería? ¡Por supuesto!
Mil veces al día, solo pienso en salir al exterior y gritar hasta desgañitarme
¿Qué si pienso en mis hijos? ¡Siiii!
Luego la cabeza se me llena de pensamientos oscuros
¿Quién conocería esa infidelidad?
¿Nuestros amigos lo sabían? ¿Mi familia? ¿Mis hijos?
Ya son adultos y siempre me están protegiendo. Me dicen que disfrute más de la vida, que salga más con mis amigas...
¿Eran esos consejos fruto de estos cuernos? ¿Lo sabían y era de la única manera que sabían decírmelo?
Me los imagino hablando entre ellos y sintiendo pena por su madre
Entonces me abrigo bien para pasar otra noche más desaparecida
Nota: Tercera parte del relato publicado con la receta de Bizcocho de zanahoria, naranja y avena en horno de Aliter Dulcia
INGREDIENTES
Contramuslos de pollo deshuesados
3 dientes de ajo
1 cebolla
1 cucharada sopera de almendras crudas
1 cucharadita de pimentón
1 huevo
200 ml de vino blanco
500 ml de caldo de pollo o 500 ml de agua + pastilla de caldo de pollo
Perejil
Comino
Aceite
Sal
Pimienta
ELABORACIÓN
Poner en la cubeta dos vasos de agua
Colocar la rejilla
Poner encima de la rejilla el huevo
Menú Cocina 3
Cuando despresurice la olla, reservar y pelar cuando esté frío
Separar la clara de la yema. Reservar
Salpimentar el pollo
Pelar los ajos y cortar en dos
Picar la cebolla bien pequeña
En la cubeta poner un fondo de aceite
Menú Cocina
Dorar los ajos. Retirar y reservar
Dorar el pollo . Retirar y reservar
Retirar el exceso de aceite
Pochar la cebolla
Añadir el pimentón. Remover bien para que no se queme
Añadir el pollo
Añadir el vino
Dejar 2-3 para que se evapore el alcohol
Añadir el agua y la pastilla de caldo desmenuzada. Remover
En un mortero, majar los ajos con las almendras y el comino
Añadir un poco de agua de la cocción al mortero. Remover y añadir al guiso
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Menú Cocina 20
Cuando despresurice, chafar la yema del huevo con una cucharada de perejil y un poco de caldo del guiso
Añadir al guiso y remover
Ya con la tapa abierta, dejar reducir la salsa a la mitad
Servir con la clara del huevo por encima
Receta adaptada de Y hoy qué comemos