Siempre con miedo a ni siquiera cruzarse con él
Pasar desapercibida, esa era su meta, día tras día
No hacer nunca contacto visual con él, no quedarse nunca a solas con él, no demostrar nunca que estaba asustada, porque el miedo de ella era el poder de él
La primera vez, le había echado mucho humor haciendo como que no había notado aquella mano deslizarse por su espalda llegando donde no debía
Una mujer sabe la diferencia, sabe donde está el límite. Discotecas, bares, autobuses
Una mujer se ha topado muchas veces con eso a lo largo de su vida. Sabe como solventarlo
Había sido en la primera cena que pasaba en aquella empresa
Risas y demasiado alcohol para algunos. Aquello quedaría en el recuerdo y nada más
Luego vinieron las miradas. Aquellas miradas que la recorrían de arriba a abajo y los ojos entrecerrados, evaluando
Ella sonreía y seguía haciendo su trabajo
Luego los encuentros cuando ella entraba o salía del lavabo
Una mano detenida demasiado tiempo, un roce inapropiado
Entonces llegó el miedo. El asco y la vergüenza ya llevaban tiempo
No podía perder aquel trabajo. Su hijo tenía que comer cada día y el piso no se pagaba solo
Ya se imaginaba a sus compañeros. ¿Pero qué dices? ¿El jefe?
Y los murmullos a su espalda. Si le hubiera parado los pies a tiempo. Esta lo que quiere es sacarle el dinero. Ya quisiera esta mosquita muerta que un tío como él...
Y sus amigas. ¿Estás segura? ¿No serán imaginaciones tuyas? ¡No te obsesiones!
Y su madre. Tú sigue haciendo tu trabajo como dios manda y déjate de monsergas
Siempre a solas. Ni un testigo. Cada vez más cerca. Más acorralada. Con más miedo
Hoy hay inventario. No está. Respira tranquila
A última hora se presenta. Tú quédate, quiero hablar contigo de tu contrato
El corazón se le encoje
Pone una excusa. Mejor mañana, estoy cansada y mi hijo me espera
Tiene que ser hoy
Mira a sus compañeros buscando ayuda. Todos se marchan entre adioses y mañana será otro día
Ella le deja hablar. Tú contrata se te acaba, pero si te portas bien...
Está en su despacho, la puerta cerrada
Deja que se acerque, más cerca aún y cuando siente sus manos en sus glúteos, su instinto más primario, su rabia contenida desde hace semanas, el asco que la desborda, pueden más que su miedo y su vergüenza
Levanta su rodilla derecha con una fuerza que creía haber perdido e impacta contra la entrepierna y mientras ve como se replega sobre si mismo, no puede controlarse y le da una bofetada antes de verlo caer
La única bofetada que ha dado en su vida
Una única bofetada que concentran todas las humillaciones que ha sufrido en su vida
Y a pesar de lo agotada que está, logra que le salga la voz
"Mañana, como siempre, estaré aquí a las nueve, buenas noches"
INGREDIENTES
600 g de filetes de merluza
250 g de gambas peladas
150 g de setas variadas
1 cebolla
1 pimiento verde
1 pimiento rojo
100 ml de vino blanco
250 ml de caldo de pescado (o bien 250 ml de agua + pastilla de caldo de pescado)
Harina
Perejil
Pimienta
Sal
Aceite
ELABORACIÓN
Salpimentar los filetes de merluza
Enharinar. Reservar
Picar la cebolla en juliana
Cortar los pimientos a cuadrados pequeños
En la cubeta poner un poco de aceite
Menú Cocina
Saltear 2 las gambas
Retirar. Reservar
Añadir un poco más de aceite
Dorar ligeramente el pescado
Retirar. Reservar
En otra cubeta o en la cubeta limpia, pochar 5 la cebolla y los pimientos
Añadir las setas
Pochar hasta que se evapore todo el agua que sueltan
Añadir una cucharada de harina
Remover y tostar 1-2
Añadir el vino blanco
Dejar que se evapore el alcohol 2-3
Añadir el caldo
Cocinar 3 más
Colocar en un molde de aluminio que coja en la cubeta el pescado y las gambas
Echar por encima el sofrito
Colocar el molde en la cubeta limpia
Menú Horno + Tapa Horno 5 a 180º
Espolvorear con perejil
Receta adaptada de la revista Cocina Lecturas nº116 pág.110