Se había criado con sus abuelos, en un pequeño pueblo de montaña
La escuela más cercana estaba a 5 km de distancia del caserío de sus abuelos
Pocos vecinos, ningún otro niño cerca que no fuera en horario escolar
Su abuelo lo llevaba y lo traía de la escuela cada día
La escuela era el único lugar en el que tenía contacto con niños de su edad
Su primer contacto con el fuego había sido la inmensa chimenea que presidía la cocina de su abuela
Y aún hoy, cerraba los ojos y veía a su abuela inclinada casi dentro de aquella chimenea, removiendo el puchero que descansaba sobre un trébede, desde buena mañana
Y los pies de esa misma chimenea se sentaba él a hacer sus deberes por las tardes, con el perro más anciano del caserío a su lado, recibiendo el calor del fuego
Su abuelo haciendo las labores del campo, su abuela ocupándose de los animales y trajinando en la cocina
Sus abuelos eran de pocas palabras, tenían demasiados frentes que atender y el tiempo no siempre era propicio
El crepitar de la leña consumida por el fuego era a veces su única compañía
Luego llegaba el verano y todo aquel silencio desaparecía como por arte de magia
El carácter de sus abuelos variable casi de manera imperceptible, excepto para él que los conocía tan bien
Los caseríos vecinos se llenaba de niños venidos de las capitales
Su algarabía llenaba los prados y los bosques cercanos
Las tardes ya no transcurrían en una cocina llena de humo, de silencio y oscuridad
Y esas noches de verano también estaban relacionadas con el fuego
Un buen día, su abuelo hizo una hoguera en un prado cercano a la linde de un bosque
La primera vez de aquello, se lo llevó a él y a cuatro niños más
Esa noche comieron truchas pescadas por ellos mismos en el río, ensartadas y cocinadas por su abuelo en aquella hoguera
Al principio cohibidos. No sabían qué podían contar delante de su abuelo
A los diez minutos los cinco niños se atropellaban para contar su vida en la capital, las mil travesuras del día
Su abuelo los dejaba hablar, movía la cabeza asintiendo a lo que escuchaba, reía con ellos
Los hacía sentirse importantes, adultos
La segunda hoguera, pocos días después, reunió a más de diez niños
Aquello se convirtió en un ritual que se repetía tres veces a la semana, todos los veranos
Cuando nació su primer hijo, rehabilitó el caserío de sus abuelos, ya abandonado
Desde entonces, todos los veranos volvía a la casa que lo había visto crecer
Con su mujer habían aprendido a cocinar directamente en la chimenea, aunque en la ciudad tenían las mayores de las comodidades, en aquel lugar no las necesitaban
Por la noches, encendían una hoguera en la linde del bosque, y asaban el pescado que durante el día habían pescado
Se arrebujaban en unas mantas cuando bajaba un poco la temperatura y con su hijo en brazos rememoraba tiempos pasados
Su hijo ha crecido, ahora la hoguera se llena de niños ansiosos de historias contadas por ellos mismos, en los que los adultos no intervienen, son simples observadores del paso del tiempo
Entre las llamas del fuego aún puede ver a su abuelo con una sonrisa, el rostro curtido por la edad y el trabajo a la intemperie, disfrutando como un niño más alrededor de una hoguera
Aquellas noches estrelladas alrededor de una hoguera eran sus recuerdos más preciados
INGREDIENTES
600 gr de lomos de merluza
4 patatas
2 huevos
1 hoja de laurel
6 granos de pimienta
1 cebolleta
Perejil
1 cucharadita de pimentón
2 cucharadas de vinagre de Jerez
3 cucharadas de aceite
Sal
ELABORACIÓN
Pelar las patatas y cortarlas en rodajas gruesas
Poner agua con sal en la cubeta
Hervir la patata 8 minutos Menú Cocina
Tapa y válvula cerrada
Retirar, escurrir y reservar
Poner la rejilla en la cubeta
Hervir los huevos 3 minutos con dos dedos de agua
Menú Cocina
Cortar los lomos de merluza en tacos
Poner en la cubeta el laurel, los granos de pimienta, una cucharadita de sal y agua hasta cubrir
Menú Cocina
Con tapa abierta hervir 4-5 minutos
Picar la cebolleta muy pequeña
Picar los huevos duros bien pequeños
Batir el aceite con el vinagre
Mezclar con los huevos y la cebolleta
Añadir perejil
Servir las patatas con la merluza encima
Regar con la vinagreta
Espolvorear con el pimentón
Receta adaptada de la revista #revistalecturas nº 108 pág. 91