Hogar, por ejemplo. Sabía lo que significaba, por supuesto, pero en su realidad, eso nunca había existido
Nunca se había sentido querida por su familia. Bueno, su familia. Un padre violento que, por suerte, desapareció pronto de su vida y una madre preocupada solo en ella misma
De niña, le estorbaba para divertirse y hacer su vida y, más tarde, una adolescente que con solo mirarla la juzgaba, no entraba en sus planes
El único consejo que le repitió desde bien pequeña, había sido que no cayera en las manos de ningún desgraciado que la preñara, que no fuera tan tonta como ella
Oír eso cada día de su vida había tenido sus consecuencias
Se le habían acercado muchos chicos buenos, pero tenía tan interiorizado aquel único consejo de su madre, que a todos los vio como unos desgraciados que solo pretendían hacerla parir y tenerla en una casa pequeña y miserable, como la que se había criado
Ella imaginaba a lo grande. Hombres guapos, con dinero, vestidos de infarto, viajes
Imaginaba lo que ella creía que era bueno
No fue difícil engañarla
Un tipo guapo, elegante, coche grande, cuatro o cinco cenas en restaurantes de postín, cuatro o cinco visitas a una casa grande, luminosa y alejada de la ciudad
Apenas diecisiete años, sin lazos familiares, con anhelos
Fue fácil
Quedarse embarazada primero la asustó, estaba cometiendo el mismo error que su madre, luego pensó que no, que con aquel hombre eso no era posible, incluso sería bueno. El bebé lo obligaría a cumplir con sus obligaciones y lo tendría siempre a su lado
Fue fácil
A los seis meses de embarazo, aislada en aquella casa, ya sabía que algo no iba bien
El cariño desapareció. Solo se preocupaba de que comiera bien y de que se cuidara. Eso en las pocas ocasiones en que aparecía por la casa
Siempre la dejaba encerrada en aquella casa grande, luminosa y con barrotes en todas las ventanas
No fue ni una sola vez al ginecólogo. Un hombre venía y le hacía todos los controles
Él le dijo que era por su comodidad. Ella no lo contradijo
En ningún momento hubo malos tratos, pero ella intuía que no debía alzar la voz, algo le decía que no sería bueno
A los ocho meses de embarazo, preparó su canastilla para cuando fuera al hospital. Él le dijo que lo mejor era un parto en casa, que no debía preocuparse por nada. Él ya pensaba por ella
Entonces cayó en la cuenta, llevaba muchos meses con el estómago encogido y un miedo que la tenía paralizada
Algo no iba bien y ni siquiera se atrevía a hacer preguntas
No llegó a conocer a su hijo, ni lo vio
Hubiera imaginado cualquier cosa. Aquello ni se le pasó por la cabeza
La retuvo unos meses más en aquella casa, la obligó a adelgazar, a mantener su figura, le compró vestidos elegantes pero que dejaban poco a la imaginación
Solo le pegó una vez. Fue suficiente. Imaginaba de lo que era capaz
El día que salió de aquella casa grande y luminosa, llegó una chica embarazada de cinco o seis meses. Solo cruzaron sus miradas
La chica de vencedora, ella de terror
A partir de aquel día, clientes y más clientes
Había seguido el consejo de su madre. nada de casarse con un desgraciado y quedarse en casa
Con treinta años, sabía que el tiempo de estar protegida y asignada a clientes de nivel alto, acabaría pronto. Lo siguiente sería un antro ruso o una esquina
A veces, pensaba en aquel niño. Lo imaginaba y aunque su imaginación siempre la había engañado, sentía una pequeña esperanza
Debía reunir fuerzas y salir de allí, como fuera
PD Relato inspirado y dedicado a Isabel Cuartero Navarro
Una preparación tan sencilla y tan rica
INGREDIENTES
1 kg de patatas
350 ml de leche
350 ml de crema fresca (crème fraîche)
1 diente de ajo
Sal
Pimienta
Nuez moscada
Mantequilla
ELABORACIÓN
Pelar y corta las patatas en rodajas finas
Pelar el ajo y cortarlo por la mitad
Mezclar la leche con la crema
Añadir la punta de una cucharadita de nuez moscada
Salpimentar
Mezclar
Añadir las patatas
Mezclar muy bien
En la cubeta poner papel horno en el fondo y que suba por las paredes 4-5 dedos
Frotar el papel horno con el ajo
Colocar las patatas por capas
Poner nueces de mantequilla distribuidas por la superficie
Menú Horno 60
Abrir y colocar la tapa horno para gratinar unos minutos hasta que esté dorado
Receta adaptada de Cuisine & Mets
Los consejos de La Farsa
*La crema fresca la encontraréis en grande superficies, en la sección de fríos. Yo la compro en Mercadona
*La próxima vez que la haga, porque la haré, forraré un molde de aluminio redondo que quepa en la cubeta y pondré la preparación en él.
Al hacerlo directamente encima de papel horno, a la hora de desmoldar es un pelín complicado. Por eso es importante dejar papel horno que suba por la paredes, para tirar de él
*Las patatas mejor cortarlas con mandolina bien finas, para asegurarnos que se hagan bien