"Te voy a quitar lo que más quieres"
"Te voy a quitar lo que más quieres"
Así, una y otra vez
"Te voy a quitar lo que más quieres"
Hacía mucho que sus palabras ya no le hacían daño. Pero estas, estas si
Sabía que no debía olvidar esas palabras y por eso se las había grabado a fuego en su cabeza
Solo recordaba estas. Una y otra vez. Estas si que eran importantes
Las más importantes que había pronunciado es su vida aquel desgraciado
Esas palabras eran como el último cartucho
A aquel miserable ya no le quedaba nada más por hacer
Sabía que le había perdido todo el miedo, el respeto y todo el amor que un día le tuvo
Cuando se dio cuenta que nunca volvería a amarlo, que había perdido a aquella mujer para siempre, solo le quedaba infundirle miedo, terror, para que lo respetara
Porque sin miedo no se puede someter a nadie
Y era lo que quería. Tenerla sometida el resto de su vida. A su voluntad, a sus deseos, ante todo el mundo
Y cuando ya creía que se había librado de él, aquella frase
"Te voy a quitar lo que más quieres"
Lo conocía bien, jamás antes había dicho aquello, ni antes ni después de sus peores palizas
"Te voy a quitar lo que más quieres"
No se lo dijo a nadie. La intentarían convencer
Tres días tardó en arreglarlo todo
Solo aquella frase, aquellas ocho palabras, le daban fuerza
Estaba aterrada. Se daba cuenta que por las noches le castañeteaban los dientes de puro miedo
Jamás volvería. Sus padres, sus hermanos, sus amigas, su trabajo. Ya no pensaba en nada de eso
Ya tendría tiempo de llorarlos
Desaparecer de la faz de la tierra. Eso era lo que debían pensar todos. Ya les haría llegar que estaba bien
Lo único que le preocupa era la policía
Los que nunca la habían amparado, eran los que podían dar al traste con sus planes
En cumplimiento de la ley, dirían
Se reía ella de esa ley. Una carcajada por cada bofetada, cada insulto y cada golpe recibido
Denuncia, le decían. Y cuando lo hizo ¿qué?
¿Seguir en la casa? ¿En el mismo barrio?
Viéndolo acechar cada día, porque una jueza consideró que no corría peligro, que no era necesario una orden de alejamiento, ni protección
El denunciado estaba integrado en la sociedad, con un buen trabajo, familia y amigos. No se preveía que reincidiera. Era la primera denuncia
Y ella se reía
Pero aquella frase lo cambió todo
Siempre había temido que le pudiera hacer daño a sus hijos, pero siempre había descartado esa idea. Él no. Él nunca haría algo así
Entonces pronunció aquella frase y se le paró el corazón
Tres días tardó en localizar a aquellas personas
Estaban tan acostumbrados a tratar situaciones como la suya que daba miedo
¿Tantas había cómo ellas? ¿Tantas mujeres que solo desapareciendo se salvaban?
Ya no podía mirar atrás
Ella no podía ser la culpable de que le hicieran daño a sus hijos
Ella no sería una estadística en los telediarios donde tienen miedo de decir "asesinadas"
"Te voy a quitar lo que más quieres"
Lo que más quería
PD Treinta y siete mujeres asesinadas en lo que va de año. Nueve de ellas en el mes septiembre
INGREDIENTES
250 g de coditos (o cualquier pasta que más os guste)
3 puerros
200 g de queso ricotta
1 huevo
Nueces
80 g de chorizo
1 cebolla
Mantequilla
2 dientes de ajo
Agua
Aceite
Nuez moscada
Pimienta
ELABORACIÓN
Hervir la pasta siguiendo las indicaciones del fabricante
Cortar lo blanco de los puerros en rodajas
Cortar la cebolla y los ajos picados pequeños
En la cubeta poner la mantequilla
Menú Cocina
Añadir el puerro. Rehogar
Añadir la cebolla y el ajo
Añadir un poco de agua
Salpimentar
Remover
Retirar de la cubeta
Limpiar la cubeta
Poner un poco de aceite
Dorar el chorizo cortado en rodajas
Mezclar con la pasta y el puerro
En un molde de cerámica o de aluminio, verter la preparación
Colocar unas nueces de mantequilla repartidas por encima
Espolvorear con un poco de nuez moscada
Batir el huevo con el queso ricotta
Verter por encima de la pasta
Colocar por encima unas nueces partidas
Espolvorear con pimienta
Colocar el molde dentro de la cubeta
Tapa Horno gratinar al gusto
Receta adaptada de Galbani