Arroz con queso al horno en OLLA GM D

No sabía porqué le había dado su número de teléfono

Ella trabajaba en una cafetería, conocía a mucha gente que entraban y salían a por su dosis diaria de café o para darse un respiro después del trabajo

Ella le daba conversación a todo el mundo, era intrínseco a su carácter y le iba estupendamente en su día a día

Y la cosa empezó como empiezan estas cosas, sin uno darse cuenta

Ella necesitaba tirar unos muebles y él se ofreció. Así fue, algo inofensivo

Días después quedaron en su casa para deshacerse de aquellos muebles. Al terminar de cargarlos en su furgoneta, él le ofreció ir a tomar algo, ella solo quería ducharse después de todo el día trabajando y le dijo que no, en otra ocasión

Esa misma noche, empezó a recibir unas llamadas extrañas. Creyó reconocer la voz que le susurraba y le decía unas cosas que apenas entendió, pero que no le gustaron

Al día siguiente, en la cafetería, entre el jaleo de vasos y cucharillas, volvió a oír aquella voz. Al girarse para saber de dónde venía, se llevó una sorpresa. Era de aquel hombre tan agradable que le había ayudado con los muebles. Pensó que estaba equivocada, no podía ser y siguió sirviendo a los clientes

Desde aquellas primeras llamadas, la cosa ha ido a más

Ahora también recibe llamadas a su teléfono fijo. En comisaría ya ha denunciado dos veces. En las dos ocasiones le han explicado los pasos a seguir. Cambiar de número de teléfono fijo, bloquear las llamadas con números ocultos en su móvil

No sirvió de nada. Las llamadas siguieron con más intensidad y cada vez con más atrevimiento. Los insultos, las palabras eran cada vez más ofensivas

Un día se le ocurrió contarle lo que le ocurría a sus compañeros de la cafetería. Su jefe se dirigió directamente a aquel tipo y lo echó de allí a empujones

Aquello la espantó, supo que había cometido un error garrafal. Se dio cuenta al ver su mirada de odio cuando se marchaba

A partir de aquel episodio, su vida se convirtió en un infierno

Vivía en un constante sobresalto. Tenía miedo de ir sola al trabajo, de volver sola por la noche, miedo a salir a correr, de los ruidos por la noche

Él se plantaba en su calle durante horas observando su balcón, se quedaba en la acera de enfrente de la cafetería, se lo encontraba en el supermercado, en la cola del cine

Volvió a denunciar este acoso tres, cuatro y hasta doce veces. Todas caían en saco roto. No había agresión, no podían intervenir

Le llegaron a preguntar si había mantenido alguna "relación con aquel hombre y si no sería que ella "estaba obsesionada"

A veces pensaba que hubiera tenido que aceptar ir a tomar un café con él, pero en su fuero interno, sabía que aquello tampoco hubiera acabado allí

Su rechazo había provocado en él tal rabia. Quería imponerse, provocarle miedo, quería que no volviera a vivir tranquila, que su presencia constante la sobresaltara día y noche

Ella sabía todo esto y también sabía que no debía dejarse vencer por aquel maltratador. Que el miedo de ella, era el alimento de él

Pero ¿y si él decía ir más lejos? ¿Y si a ella le iba la vida aquella obsesión?

En esas reflexiones estaba cuando la sobresaltó el timbre de la puerta

Le dió un vuelco el corazón

PD Relato inspirado por Sílvia Yébenes



INGREDIENTES
250 g de arroz
1 zanahoria pelada y rallada
2 cucharadas de perejil
100 g de mozzarella rallada
250 g de parmesano rallado
100 g de fiambre de pavo a cubos
2 huevos
250 ml de leche
125 g de requesón
Sal
Pimienta

ELABORACIÓN
En un cazo poner 375 ml de agua
Hervir con sal

Añadir el arroz
Cocer

En un bol, poner el arroz cocido, el pavo, la zanahoria, el perejil y la mozzarella
Mezclar

Untar un molde de aluminio redondo con manteqilla
Colocar el arroz en el molde

Batir los huevos con salpimentados
Añadir el parmesano, el requesón y la leche
Mezclar

Verter esta mezcla encima del arroz

Menú Horno + Tapa Horno unos 25, hasta que cuaje la mezcla y se dore por encima

Receta adaptada de SoloRecetas de Laura Tuero



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