Han pasado tres años y ya apenas se lo pregunta. Alguna vez cuando siente la mirada de algún vecino
Las miradas suelen ser de rechazo o de pena. No hay término medio
Y ella sentía vergüenza
Cuando llegó la primer depresión, no entendió nada
Era una mujer fuerte, decidida, capaz y se quedó sin fuerzas para afrontar el mundo
De aquello, le quedó una apatía que no consiguió quitarse de encima
Nada la animaba, nada la convencía. Nada de lo que la rodeaba conseguía llamar su atención y retenerla
Ella que no había tomado una pastilla en su vida, se vio saliendo de aquel agujero con ayuda química
Cómo pasó de la depresión a lo siguiente, apenas es un recuerdo
Tanto decirle todo el mundo que debía interesarse por cosas, acabó siendo una realidad
Pero no eran las cosas que los demás entendían. Cine, pasear, leer
No, ella le gustaba lo que nadie quería, lo que los demás dejaban abandonado, tirado en cualquier parte
Sentía la imperiosa necesidad de llevarse aquellos objetos inservibles a su casa, pensar que les podía dar una segunda oportunidad
Cuando ya eran tantos los objetos acumulados en su casa, esa era su justificación ante los demás, ella les daba esa segunda oportunidad, ella los necesitaba siempre para algo
Ella misma se engañaba
Sabía que algo le pasaba, que algo dentro de su cabeza no andaba bien
Pero aquel impulso irrefrenable y codicioso, era superior a ella. Aquello que la llevaba a quedarse con todo lo que encontraba por la calle
Claro que había sentido vergüenza. Tanta veces
Ahora ya, casi nunca
Su precioso piso dejó de serlo en menos de un año
Nadie la entendía. Ella hacía tiempo que había dejado de intentarlo
Y se dejó llevar por aquella enfermedad con nombre antiguo y de hombre. Ella que nunca quiso que ninguno se inmiscuyera en su vida, ahora se veía doblegada por aquel
Era joven, tardaron demasiado en diagnosticarla. Como para muchas enfermedades mentales no había ni tiempo, ni recursos
Y ella se veía cada vez más sola, más incomprendida, más fuera de aquel mundo al que nunca había entendido muy bien y que ahora la tenía arrinconada, al margen, avergonzada, eludiendo a todo el mundo como una delincuente
En los momentos de lucidez, aún pensaba que aquello sería pasajero, pero entonces algo llamaba poderosamente su atención
Unos minutos después, lo llevaba como un tesoro a su guarida
En eso se había convertido su hogar
En la inmensa cueva de Alí Babá, aunque sus tesoros ni eran monedas de oro ni brillaba nada
PD En España 1300 personas al año padecen Síndrome de Diógenes
INGREDIENTES
1 kg de chistorra
600 ml de sidra
200 ml de agua
ELABORACIÓN
Cortar la chistorra en trozos como de un bocado
En la cubeta poner toda la chistorra cortada
Añadir la sidra
Añadir el agua
Menú Cocina 20
Pasado el tiempo del menú Cocina, poner una tapa de cristal y dejar reducir al gusto
Receta adaptada de la revista Love Cocina nº58 pág.36