La enfermedad la había ido debilitando. Y aunque ella se propuso cuidarla hasta el último momento, no pudo ser
Sus últimos tres días los pasó e el hospital. Ese hospital que tanto odiaba y al que le hizo prometer que no la llevaría a menos que fuera necesario
Habían sido meses agotadores. Veinticuatro horas dedicadas a ella. Le debía la vida, así que aquel era un sacrificio menor
La parte fácil fue pedir una excedencia de un año en su trabajo
El resto...el resto solo lo sabía ella
Ahora ya se había olvidado de las noches en vela, de los dolores lumbares, de hacer tripas corazón, de ver a su madre apagarse poco a poco
Todavía tuvo que ocuparse de los preparativos del funeral. Lo hizo como una autómata, porque le tocaba
En el hospital, ya tenía pocos momentos de lucidez, por eso no podía entender aquellas palabras que le dijo su madre
"Tengo un diario, léelo. Y luego, tienes que buscarlo. Debes buscarlo"
¿Estaba desvariando?
Recuerda que le cogió la mano todo lo que sus fuerzas se lo permitieron y la miró a los ajos
Desde esas palabras todo se había precipitado
Estaba tan extenuada que no se había parado a reflexionar sobre aquello, aunque las palabras seguían martilleando su cabeza
Nunca había visto que su madre escribiera ningún diario y los últimos cinco años habían vivido juntas
En el dormitorio de su madre no encontró nada parecido a un diario o libreta
Si ese diario existía debía estar en la casa de sus padres. Pero desde que su padre había muerto se le hacía demasiado doloroso ir allí
Y no podía pensar en ningún otro sitio en el que buscar
Del mantenimiento de la casa se ocupa una vecina del pueblo, que iba de tanto en tanto a limpiar y a airear. Una vez al año, otro vecino se encargaba de encalar y de pequeñas reparaciones para que el paso del tiempo no fuera tan inexorable para aquella paredes
Era la casa y el pueblo de su niñez. De sus mejores años
Se había alimentado de juegos solitarios, de imaginación y de aire puro. Y de la adoración por su padre
Ahora volvía a buscar un diario. ¡De locos!
Primero recorrió cada habitación, despacio. Como si aún pudiera oír a sus padres hablar, reír, moverse de un lado a otro, siempre juntos
Y empezó la búsqueda. Nada
Solo le quedaba el desván y aún no había encontrado nada
Se tomó un respiro sin dejar de mirar hacia arriba
Recordaba que siempre había una excusa para que ella no entrar allí
Sabía que sus padres guardaban lo que les daba pena tirar y nada más. Estaba lleno de polvo y seguramente también de bichos
Y lo encontró
En un pequeño baúl de cuero encontró que parecían de su madre
Fotografías, cartas, pequeños objetos sin ningún significado para ella, como flores secas, entradas de cine, postales y al fondo de aquel pequeño baúl, un diario
Cuando, después de horas, leyó la última página, lo cerró
No era el diario de su madre. Era el diario que su madre había escrito para ella, para su única hija
Un primer amor. La chica se queda embarazada. La familia de él no acepta a una criada como madre su nieto. Demasiado jóvenes
A él lo envían a estudiar bien lejos
Al mes y medio conoce al que será su marido durante más de cincuenta años, el que será su adorado padre
A ella siempre le pesó ese secreto. Nadie lo supo nunca
¿Y ahora debía buscar a su verdadero padre?
Esa decisión tendría que esperar hasta el día siguiente
Demasiadas sorpresas para un solo día
PD Cuento inspirado y dedicado a Almudena Fernández Dorado
INGREDIENTES
1 masa de hojaldre
6 cebollas
5 huevos
200 ml de nata (crema de leche) líquida
200 g de queso gruyere rallado
Aceite
Sal
Pimienta
ELABORACIÓN
Cortar las cebollas en aros bien finos
Menú Cocina
Poner el aceite en la cubeta
Pochar la cebolla unos 10 minutos
Cancelar Menú
En un bol, batir los huevos
Añadir la nata (crema de leche). Batir
Añadir el queso rallado. Remover
Salpimentar
Añadir la cebolla pochada
Remover
Preparar la cubeta
Cortar el hojaldre a la medida de la cubeta pero dejando 2-3 dedos de más
Con el mismo papel que lleva el hojaldre, colocarlo en la cubeta
Nos ayudaremos con las dedos para que el borde del hojaldre no caiga, acomodándolo
Verter la masa sobre la masa
Distribuir con una cuchara por toda la masa
Menú Horno 25 minutos con válvula abierta + tapa abierta (cerrar la tapa e ir abriendo poco a poco hasta que aparezca el pitorro metálico de la tapa)
Tapa Horno hasta dorar al gusto, hasta que se vea el borde del hojaldre crujiente
Receta adaptada de EnFemenino
Consejos de La Farsa
*Para cortar las cebollas en aros bien finos he utilizado una mandolina
*Para ver el vídeo explicativo de la Tapa Abierta, clica en el siguiente enlace
La Farsa y el pitorro misterioso