La crema catalana, también conocida como crema de Sant Josep, ha sido desde hace muchos años el postre típico de Cataluña en el día del Padre, el 19 de marzo, fecha que anuncia el inmediato inicio de la primavera. En la cocina todo tiene su por qué; y es que en primavera hay un exceso de leche y huevos, ingredientes básicos de la crema. En esta estación del año, las vacas ya han parido sus terneros y tienen las ubres llenas; mientras que las gallinas producen más porque los días empiezan a tener más horas de luz. Históricamente era así. Ahora, las gallinas están en naves enormes y con la luz encendida y no saben si es de día o de noche; y a las vacas se las muñe hasta que la Unión Europea dice basta, porque ya se ha cubierto el cupo lechero.
Antiguamente, en los días festivos y en el ámbito familiar, la crema se servía en una gran fuente que se ponía en el centro de la mesa y todos los comensales se servían a voluntad. Luego se puso de moda servir raciones individuales en unas cazuelitas de barro que facilitan la quema del azúcar que se pone por encima de la crema y que le da esta cobertura crujiente y caramelizada. En algunos restaurantes se sigue haciendo, cosa que da un cierto aire de rusticidad desfasada. Los recipientes donde servir la crema catalana pueden ser muchos y variados. Y, además, permiten seguir quemando el azúcar con una plancha especial o bien con un soplete de cocina. Y si encima se le quiere dar un toque personal a este postre también se puede adornar con una filigrana de azúcar.
RECETA
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INGREDIENTES
600 ml de leche entera.
100 g de azúcar.
5 yemas de huevo.
Un palito de canela.
La piel de un limón (sólo la parte amarilla)
20 g de maicena.
Azúcar para quemar.
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PREPARACIÓN
Poner la leche en una cazuela junto con el palito de canela y la piel del limón, cuando rompa a hervir retirar del fuego, tapar la cazuela y dejar infusionar un rato.
En un bol mezclar las yemas con el azúcar y la maicena y batir hasta que quede bien integrado y sin grumos.
Poner un colador sobre el bol y colar la leche.
Pasar de nuevo a la cazuela y poner a hervir a fuego medio dando vueltas constantemente hasta que espese.
Pasar a recipientes individuales y dejar enfriar.
Una vez frío poner en la nevera.
En el momento de servir echar el azúcar por encima y quemar con un soplete.
El adorno está hecho con 4 cucharadas soperas de azúcar Isomalt.