No, no me dieron calabazas cuando presenté el plato en la mesa, gustó y mucho.
¿Qué a Vds. no les han dado en alguna ocasión “calabazas”? ¿O por lo menos no han escuchado la tan traída y llevada frase “le han dado calabazas” cuando alguien ha suspendido un examen o le han rechazado sentimentalmente?
Estamos acostumbrados a unir las dulces, hermosas, coloridas, preciosas y deliciosas calabazas con un hecho negativo; recuerdo sin ir más lejos las historietas de los simpatiquísimos Zipi y Zape de las viñetas del TBO, ya entonces, cuando suspendían les concedían una gran calabaza…..¿Y quién no recuerda a la famosísima Ruperta del televisivo concurso del Un, dos, tres…Responda otra vez? Era el peor premio del programa, la gran decepción de los concursantes hecha calabaza.
Y ni que decir sobre ése símbolo estadounidense, con origen irlandés (en Irlanda eran usados nabos) por excelencia de Halloween, las calabazas talladas con rostros terroríficos y brillantes por dentro, para, según las creencias, ahuyentar al diablo. Una tradición que ha llegado incluso a nuestro país.
¡¡ Pobre calabaza….!! Denigrada incluso en la Antigua Grecia, donde era considerada como “antiafrodisíaca”; creencia que llegó hasta la Edad Media, recomendada el uso de sus semillas durante las oraciones para alejar todos los pensamientos impuros, dándose a masticar, asegurando así poder cumplir votos de castidad.
Hasta no hace muchos años, en algunas zonas del Norte de nuestra querida España, cuando el pretendiente no era del lugar, se le invitaba a comer a casa de la chica: si le ofrecían fuego para el cigarro significaba que la familia aceptaba el noviazgo; si se le servía un plato de calabaza, quería decir que el mozo no era bien recibido y se tenía que marchar.
Aunque no siempre el término “calabazas” significa que algo va mal….no, no, no…..en el cuento de Cenicienta la calabaza es lo que se convierte en un hermoso carruaje que lleva a Cenicienta al baile, en donde conoce al príncipe azul. Es su transporte a la felicidad.
Hace unos días, la calabaza fue en gran medida un momento de felicidad en Mi Cocina, preparando ésta deliciosa crema para una persona muy especial, para mi suegro.
Quienes me conocen, sabe que le tengo un cariño muy especial y con éste plato cambio el rumbo de la creencia de que el comensal de un plato de calabaza no es bien recibido…..al contrario, es sinónimo de felicidad por haber afrontado y luchado airosamente, para alegría de mi familia, de unos duros y difíciles momentos en cuanto a salud se refiere.
El sigue a sus 84 años, pintando……demostrando que es un gran artista, para mi, uno de los mejores pintores malagueños.
Desde aquí, quiero agradecerle a tod@s aquell@s person@s que se han preocupado por su salud y que me han ido demostrando con ello, su cariño y amistad.
Por cierto ¿sabían que hay dos tipos de calabaza? De verano y de invierno, ambas con muchas variedades. Muy usada en la cocina tradicional malagueña como por ejemplo en éste plato típico de Málaga, BERZAS de habichuelas verdes, papas y calabazas.
E incluso en repostería tradicional, siendo la más utilizada la conocida como confitera o cabello de angel, sin ella es inconcebible éste delicioso postre de Antequera (Málaga): BIENMESABE
Y es que la calabaza es tán versatil, como deliciosa y nutritiva...con un buen trozo de calabaza….preparé ésta suave crema que a la vez, como en el cuento de la Cenicienta, una humilde calabaza se puede convertir en un primer plato de fiesta.
¿Cómo lo hice?
Ingredientes para dos personas:
200 grms. de calabaza, media cebolla blanca dulce, un puerro (la parte blanca), una patata mediana, una cucharada de mantequilla, 3 cucharadas soperas de nata (crema de leche) liquida (ligera, especial para cocinar), medio litro de caldo de pollo (usé caldo de puchero malagueño), sal.
Para servir, acompañar con tiras de calabazas fritas, jamón serrano y trocitos de pan frito.
Los pasos a seguir:
Pelar la calabaza y la patata, enjuagar y cortar en dados. Pelar la cebolla y el puerro y cortarlos en trozos pequeños.
En una cacerola echar una cucharada sopera de mantequilla dejándola fundir, agregar la cebolla y el puerro, dejándola pochar unos minutos a fuego lento.
Añadir la patata y rehogar, removiendo hasta que la cebolla esté transparente. Agregar la calabaza, dejar uno o dos minutos y echar el caldo de pollo, llevar a ebullición y dejar cocer unos veinte minutos aproximadamente (hasta que la patata y la calabaza estén cocidas).
Probar de sal y rectificar si fuese necesario.
Triturar con la batidora, de forma que quede lo más fina posible.
Añadir la nata (crema de leche) liquida, remover bien, darle un hervor y apartar del fuego.
Para mi, lo emplaté con taquitos de jamón serrano, trocitos de pan, unas gotas de nata (crema de leche) y finos trozos de calabaza fritas en un poco de aceite de oliva.
Servir muy caliente…..y sean felices, aunque nos den calabazas.