Resulta muy fresca, no solo porque se consume en frío sino porque sus ingredientes principales son refrescantes en sí mismos.
Ingredientes:
1 yogur griego.
1 pepino mediano y terso.
1/2 cebolla dulce.
1 ajo.
hojas de hierbabuena.
sal y pimienta.
aceite de oliva y vinagre.
Limpiamos y pelamos casi completamente nuestros pepinos. Deben ser pepinos maduros pero muy tersos y los introducimos, troceados grandes, en el vaso batidor donde después iremos echando todos los demás ingredientes.
Añadimos el yogur, un ajo (o como en nuestro caso dos si son muy pequeños), la cebolla dulce o cebolleta troceada también groseramente, pimienta y sal al gusto, dos o tres cucharadas de vinagre (nosotros lo hemos utilizado de vino, pero podría ponerse de manzana), sal y pimienta al gusto, unas hojas de hierbabuena (podría ser menta también) y lo batimos todo.
Cuando ya esté todo integrado, ponemos el vaso en el que estemos mezclando todos los ingredientes a la mínima potencia y vamos añadiendo el aceite (unas 10 cucharadas) poco a poco para que emulsione.
Cuando tenga la textura que nos gusta, lo rectificamos de sal si fuera necesario y lo introducimos en la nevera durante un par de horas antes de consumirlo.
Al servirlo, ya sea en plato o en cuenco, le picaremos como adorno y acompañamiento algunas hojitas de hierbabuena y servimos bien frío.