La verdad es que he preparado unos cuantos desde entonces (nunca tantos como me gustaría) pero al final, por una cosa u otra, no me convencían y no los publicaba. Y casi casi tampoco os traigo estos...
Los preparé este fin de semana para una comida familiar en casa. Quería preparar un postre otoñal y para mi eso significa que tiene que llevar calabaza. Así de simple. No sé por qué lo de postre otoñal lo relaciono solo con las calabazas y no con las castañas, boniatos, etc. Puede que sea por la tarta que me recuerdan todos los años y que no he vuelto a preparar por que siempre me gusta probar y cocinar cosas nuevas cuando vienen (de ahí que me la pidan todos los años, pobres, jajaja).
El caso es que comencé preparando la crema para el frosting, que me quedó espectacular. Sabor, consistencia, color, megacalorías por gramos ¡no le faltaba de nada! Seguí preparando el bizcocho de las bases con mi querida calabaza y la masa en crudo estaba ya muy rica. Para hornearlas utilicé unas cápsulas muy monas y otoñales que me habían regalado y, aunque al salir del horno estaban perfectos, en cuanto les hice un par de fotos empezaron a bajar y despegarse todas.
Que disgusto me llevé :(. Los iba a servir igual por que no me daba tiempo a preparar otra cosa (lo de cronoyonki no es solo para El Asalta Blogs jaja) pero aunque el cocinillas insistía, no quería hacerles fotos porque las bases estaban feas feas... Así que con mi cara de pena cogí el primer cupcake con la cápsula medio caída, le puse el frosting y lo coloqué sobre la bandeja sin ella. Lo miré y me dije "Oye, pues no queda tan mal... No son tan finos, pero con este toque rústico molan". Al acabar la bandeja decidí hacerles unos fotos, por si acaso, aunque seguía sin estar muy convencida...
Hasta que los probé ¡AY MADRE DEL AMOR HERMOSO, COMO PUEDE ESTAR UNA COSA TAN RICA! No recuerdo si el primer bocado me dejó sin palabras y si dije de todo, pero de lo que sí que me acuerdo es que pensé "¡esto va directamente al blog sí o sí, da igual como hayan quedado las fotos, esta receta no la puedo perder!". Me comí dos y me hubiera comido veinte más por que el sabor me pareció espectacular. Creo que la combinación de la calabaza, la canela y el queso es perfecta y nada pesada y el toque que le dimos con el sésamo garrapiñado que encontramos en el mercado medieval de Alcalá de Henares fue el remate final.
Además, el bizcocho quedó muy suave y esponjoso, de los que entran solos y el cuerpo te pide más... Y sin papelitos que molesten y te entretengan entre un cupcake y otro ¡al final hasta vi un acierto que se estropearan las cápsulas! jajaja.
Ingredientes para la base (14 unidades)
150 gr. de calabaza
150 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
150 gr. de harina
150 gr. de azúcar moreno
2 huevos medianos
3 cucharadas soperas de leche
1 y 1/2 cucharada pequeña de levadura
1/2 cucharada pequeña de concentrado de vainilla
1/2 cucharada pequeña de canela en polvo Ingredientes para el frosting
400 gr. de queso de untar estilo Philadelphia
175 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
1/2 cucharada pequeña de canela en polvo
4 cucharadas soperas de azúcar glass
Sésamo garrapiñado Preparación
Corta la calabaza a trozos y cuécela con abundante agua hasta que esté blanda. Escúrrela y reserva en un plato hasta que se enfríe.
Mientras se enfría podemos continuar con el frosting, que es muy fácil :).
Con la ayuda de una batidora eléctrica a velocidad media-alta bate los 175 gr. de mantequilla hasta que quede una crema suave. Añade el queso de untar, la canela y el azúcar glass y sigue batiendo hasta que la crema sea homogénea y todos los ingredientes estén bien integrados. Puedes parar de vez en cuando la batidora para separar la crema de los bordes con la ayuda de una espátula si ves que se queda muy pegada en el bol y no se mezcla bien.
El resultado será un frosting de color crema, esponjoso y suave. Reserva bien tapado en el frigorífico hasta que vayas a montar los cupcakes.
Prepara la bandeja para el horno con las cápsulas de papel o engrasa los moldes con un poco de mantequilla y harina. Por a precalentar el horno a 180ºC calor arriba y abajo.
Para la base del cupcake mezclamos en una batidora 150 gr. de mantequilla y 150 gr. de azúcar moreno hasta conseguir una masa suave y homogénea.
Sigue incorporando los huevos de uno en uno, esperando a que el primero de integre en la masa para añadir el siguiente. Continuamos añadiendo la harina poco a poco, la levadura, la leche y la vainilla.
Por último, aplastamos la calabaza con la ayuda de un tenedor y la incorporamos a la masa. Batimos de nuevo para que se mezcle bien y repartimos la masa entre los moldes.
Mételos en el horno entre 18 - 20 minutos, hasta que estén dorados y al pincharlos con un palillo éste salga limpio. Déjalos reposar en la bandeja unos 5 minutos y luego pásalos a una rejilla para que se enfríen.
Una vez fríos solo queda preparar una manga con una boquilla y decorarlos como más te guste. En mi caso utilicé la 1M de Wilton y acabé la decoración con un poco de sésamo garrapiñado.
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