Ya estamos de vuelta tras un pequeño descanso... No nos hemos ido de vacaciones ni nada por el estilo (ojalá) si no más bien hemos pasado por unas semanas no muy buenas y mi mente me pedía un respiro. La abuela del cocinillas nos dejó de repente y fueron unos días tristes... Y esta vez, ante el estrés del momento, me dio por la costura en vez de la repostería... cosa que de vez en cuando agradezco, ¡por que si no no hay manera de mantener a raya a mis michelines!
Así que por ese motivo he desaparecido tantos días, estaba liada entre telas e hilos haciendo neceseres, bolsos y demás cachivaches jajaja. Pero hoy, con este día casi primaveral, parece que la energía ha vuelto. El primer día que puedes abrir todas las ventanas de la casa y disfrutar de una brisa especial que anuncia que la primavera se acerca es casi mágico ¿verdad? A mi me activa un montón, al menos hasta que aparece la astenia primaveral :P.
Bueno, la receta que os traigo hoy está más que rica. La preparé para el cumpleaños del cocinillas tras un tira y afloja sobre la tarta que le apetecía para celebrarlo. Ya sé que pensaréis que el cumpleañero es el que tiene que decidirlo, pero es que él quería una tarta de san marcos y yo probar otra del libro "Home Sweet Home" de The Hummingbird Bakery... Así que me senté a su lado con el libro, le dije que lo revisáramos juntos y que si no encontraba ninguna que le gustara, le prepararía la suya.
¿Quizá jugué con un poco ventaja, no? ¿quién va a decir que no a sus tartas? jajaja. Pues tras mirar el libro, casualmente... ejem... eligió una que me apetecía mucho probar por que tenía una pinta espectacular, la tarta de galletas y cookies. Al final hice varias modificaciones sobre la receta original, sobre todo cambiar los ingredientes de la crema por que me fue imposible encontrar mascarpone y rebajar la cantidad de azúcar. Si llego a poner el kilo que añaden en el frosting estoy segura de que habríamos muerto por sobredosis de azúcar glass... Y tuve el gran fallo de no sacar la mantequilla con suficiente tiempo, así que no se deshizo lo suficiente en el frosting, pero con los invitados a punto de llegar la tuve que usar tal cual salió...
Pese a que parece pesada y densa, es una tarta muy suave y entra como si nada. A mi me encantó la combinación de los trozos de galleta en el bizcocho con el frosting, nunca me imaginé que quedaría tan rico. Y todos los invitados cuando la probaron la consideraron una de las mejores tartas que han probado... Ahí lo dejo ;).
Ingredientes para el bizcocho
110 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
280 gr. de azúcar
320 gr. de harina
4 cucharadas pequeñas de levadura
1 cucharada pequeña de sal
320 ml. de buttermilk (o 320 ml. de leche y 3 cucharadas de zumo de limón)
4 huevos medianos
135 gr. de galletas con chocolate, las nuestras fueron estilo "Chips Ahoy"
Un chorrito de Amaretto Ingredientes para el frosting
100 gr. de azúcar glass (aprox.)
200 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
200 gr. de crème frâiche
300 gr. de queso de untar
Unas galletas para decorar Preparación
Si no tienes buttermilk puedes prepararlo en casa mezclando la leche a temperatura ambiente con zumo de limón o vinagre. Remueve bien para que se mezcle y déjalo reposar mientras preparas el resto de los ingredientes. En unos 10 minutos verás que comienza a cuajar.
Pon a precalentar el horno a 170ºC, calor arriba y abajo. Engrasa con un poco de mantequilla y harina el molde o los moldes que vayas a usar para que el bizcocho no se pegue. Yo utilicé un único molde de 21 cm. de diámetro x 15 cm. de alto.
Con la ayuda de una batidora, mezcla la mantequilla a temperatura ambiente y el azúcar hasta que se mezcle bien y te quede una masa homogénea. Continúa añadiendo poco a poco el resto de ingredientes "secos" (harina, sal y levadura) hasta que la masa tenga una consistencia parecida a la arena.
En otro bol, bate a mano los huevos y mézclalos con el buttermilk. Con la batidora a velocidad media, añádelo muy poco a poco a la mezcla anterior de ingredientes secos y bátelo hasta conseguir una masa suave y esponjosa. Si hiciera falta, para la batidora de vez en cuando y separa la masa de los bordes con la ayuda de una espátula.
Trocea las galletas en trozos más o menos pequeños, añádelos a la masa y mézclalo a mano.
Si vas a usar varios moldes, divide la masa en partes iguales y vértela en los moldes. Mételos en el horno durante 30 - 35 minutos aproximadamente o hasta que el bizcocho esté dorado y si lo pinchas con un palillo éste salga limpio. Si lo vas a hornear en un único molde, tardará aproximadamente una hora.
Una vez que el bizcocho está horneado, deja que se enfríe por completo sobre una rejilla sin sacarlo de su molde. Si vas a continuar con la tarta al día siguiente, puedes envolver el bizcocho en papel film y meterlo en la nevera. Esto también hará que la miga se haga más firme.
Para preparar el frosting, comenzamos mezclando la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar glass con la ayuda de una batidora a velocidad baja. Es muy importante que la mantequilla esté pomada, si no no se deshará bien y te quedará pequeños trocitos como a mi. Continuamos añadiendo poco a poco la crème fraîche y luego el queso de untar. Cuando esté todo bien mezclado aumentar la velocidad al máximo y batir hasta que sea una crema esponjosa y suave.
Ahora ya solo nos queda montar la tarta. Si tienes un bizcocho alto, hay que cortarlo en dos o tres trozos iguales. Colocamos el primer bizcocho sobre la bandeja y cubrimos los trozos que quedan al descubierto con un poco de papel para cocinar, así evitaremos que se manche.
Si queréis podéis mojar los bizcochos con un poco de licor Amaretto como yo o con un almíbar, aunque no es muy necesario ya que el bizcocho es bastante esponjoso. Colocamos unas 3 ó 4 cucharadas de crema sobre el bizcocho y lo extendemos uniformemente hasta llegar a los bordes.
Repetimos estos pasos hasta que nos quedemos sin bizcochos.
Ya solo queda cubrir la tarta con el resto de la crema y decorarla a tu gusto. En nuestro caso rodeamos la base con mini galletas y en la parte superior pusimos unas cuantas troceadas.