Salvo que la naturaleza, voluble y caprichosa, decida que ese año los árboles no se cargan de fruta.
Y hablar de membrillos y de otoño es hablar de dulce de membrillo.
En casa de mi abuela siempre se llamó carne de membrillo y elaborarla era todo un acontecimiento.
Esa historia ya os la conté hace unos cuantos otoños cuando publiqué la receta de la elaboración tradicional del dulce de membrillo como se ha hecho en mi familia desde siempre.
A buen seguro también os contaba que a mí el dulce de membrillo nunca me ha hecho mucho tilín ya que es demasiado empalagoso para mi gusto.
Aunque de un tiempo a esta parte, al irlo usando en otras recetas, como este bundt con nueces, miel y dulce de membrillo, o combinándolo con queso fresco o en ensaladas voy cogiéndole un poco más el punto.
Como repito cada pocas entradas si no fuera por el blog habría ingredientes que nunca hubiera probado y con otros, como es el membrillo, jamás se me habría ocurrido preparar postres.
Porque hay vida más allá del dulce de membrillo para los membrillos.
Como muestra esta tarta tatín o estos membrillos al vino tinto que son ideales para dar salida a una buena cantidad de fruta.
También sabéis de mi gusto por las elaboraciones tradicionales, pero soy curiosa, y aunque no muy amante de la olla rápida, que la tengo bastante abandonada, he de confesar que tenía ganas de intentar esta receta en ella.
Tenía varias recetas guardadas y al final fui cogiendo ideas de todas para preparar este dulce de membrillo que veis en la foto.
Sí que me he mantenido fiel a la proporción que se ha hecho siempre en casa y que consiste en poner el mismo peso de azúcar que de fruta.
¿Que se puede bajar? Por supuesto.
Pero me gusta ir a lo seguro y no arriesgarme a que no cuaje o a que pasados unos días aparezca el moho.
He escuchado hasta la saciedad que esta es la proporción infalible para tener un dulce de membrillo cuajado y sano y puedo asegurar que el que se ha hecho en casa siempre, siempre, siempre ha salido perfecto.
Hasta el punto de que simplemente envuelto en film transparente aguanta de un año a otro en perfecto estado, sin que salga moho, ni se ponga rancio, ni nada de nada.
Lo único que le ocurre es que tiende a oscurecerse a medida que pasa el tiempo y para mi gusto se pone más dulce, pero os aseguro que aguanta lo más grande.
En esta ocasión le he puesto limón, que le da un toque diferente, pero que podéis omitir si no os gusta.
Lo importante es dar salida a esos membrillos con los que a veces nos vemos obsequiados y con los que no siempre sabemos muy bien qué hacer.
Por cierto, acepto sugerencias de nuevas recetas porque tengo algunos en casa y este fin de semana debería darles salida.
Si os animáis con la receta estaré encantada de escuchar vuestros comentarios.
¿Gustáis de un trocito?
Ingredientes:
* Membrillos
* Azúcar. El mismo peso de azúcar que de membrillos una vez partidos.
* Un limón.
Elaboración:
1. Lavamos los membrillos y frotamos para quitarles el pelito de la piel. Podemos hacerlo con las manos o con ayuda de un estropajo suave. La piel la dejamos, pero si lo preferís podéis quitarla.
2. Los partimos y retiramos las semillas del centro y los troceamos chascándolos (introducimos un poquito el cuchillo y tiramos)
3. Una vez limpios y partidos pesamos la fruta.
4. La vertemos en la olla rápida y regamos con el zumo de un limón.
5. A continuación ponemos la misma cantidad de azúcar que haya pesado la fruta en limpio y no se remueve para evitar que se vaya al fondo y pueda quemarse.
6. Ponemos la olla destapada y cuando comience a borbotear tapamos.
7. Una vez salga el pitorro bajamos la temperatura (yo la dejo al 4 en mi placa que llega hasta el 9) y cocemos de 9 a 10 minutos.
8. Apagamos la olla y una vez haya bajado el pitorro destapamos y con ayuda de la batidora de brazo trituramos los membrillos.
9. A continuación vertemos en moldes de plástico. Es preferible que no sean muy rígidos para que podamos tirar de ellos y que el bloque de dulce de membrillo se desprenda y salga fácilmente cuando esté cuajado.
10. Al día siguiente estará cuajado y podremos desmoldarlo. Lo dejaremos en una bandeja unos días hasta que pierda la humedad y esté seco y entonces lo envolvemos en film transparente o lo podemos conservar al vacío.
Es importante dejarlo secar bien porque en casa contrario podría salirle moho.
Y hasta aquí la receta de hoy.
Gracias por seguir visitando mi cocina a pesar de que no estoy tan presente en la blogosfera como en otras ocasiones.
Nos leemos el jueves próximo ¡sed felices y manteneos sanos!
Manos a la masa y ¡bon appétit!