Con esta receta, salen unas 30 empanadillas, aunque todo dependerá del tamaño del vaso que utilicéis para hacer vuestras empanadillas y también del grosor de la masa. Yo os recomiendo usar un vaso de agua de 250 ml y dejar la masa fina.
Cuando preparo las empanadillas para una reunión familiar, suelo prepararlas todas, pero si son para nosotros congelo más de la mitad para comer en otra ocasión.
Para congelar las empanadillas debemos tener en cuenta varios factores para que se conserven correctamente en el congelador y no atrapen sabores externos.
En primer lugar, es muy importante elegir unos buenos envases para alimentación con tapa para y así se consiga una congelación óptima y no se estropee el sabor ni la textura de nuestras empanadillas.
Por otro lado, os recomiendo congelar las empanadillas en varios envases en lugar de todas juntas en uno. Así podréis descongelarlas con mayor facilidad y no se apelmazarán. Introducimos las empanadillas en el envase una a una (ya con el relleno, pero sin freír) y con un papel entre ellas para que no se peguen.
Para descongelarlas, tan solo debéis guardar el envase con las empanadillas en la nevera y esperar a que se descongelen. Después se fríen de forma habitual.
Os dejo la receta original de mi madre, a ver qué os parece.
Empanadillas de jamón y queso
Empanadillas de jamón y queso
Ingredients
250 gramos de agua
4 gramos de sal
5 gramos de azúcar
10 gramos de aceite de oliva
25 gramos de levadura fresca
380 gramos de harina
Jamón cocido
Queso para fundir
Instructions
Diluimos la levadura en agua tibia
Añadimos el resto de ingredientes (menos el queso y el jamón) y amasamos con las manos hasta obtener una masa uniforme.
Dejamos que la masa doble su volumen. Yo en menos de una hora ya la tenía lista, todo dependerá de la temperatura que tengas en tu cocina.
Estiramos la masa con el grosor que más nos guste (a mi particularmente me gusta fina)
Añadimos una cucharadita de jamón cortado y otra de queso
Tapamos el relleno como se puede observar en la imagen número 6 en forma de sobre.
Con la ayuda de un vaso cortamos la masa, para que nos quede en forma de media luna. Si queréis cerrar la empanadilla con un tenedor, pero no es necesario. Os aseguro que no se abren.
Las colocamos sobre un plato y mientras tanto ponemos a calentar una sartén con abundante aceite.
Las freímos hasta que estén doradas por ambos lados. Las empanadillas suelen doblar su volumen mientras se fríen y puede ser un poco complicarlo dorarlas por ambos lados porque se dan la vuelta solas. Si os pasa esto, le dais la vuelta y las sujetáis con una cuchara durante unos segudos para que cojan color.
Dejamos las empanadillas sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
Emplatamos y servimos calientes para disfrutar del queso fundido, aunque frías también están deliciosas.
© unpulpoenmicocina.es
Por supuesto las empanadillas las podéis rellenar con lo que más os guste: atún con tomate, carne picada, calamares en su tinta, chorizo a la sidra, bacalao con pasas… Dejad volar vuestra imaginación e improvisad rellenos en la cocina.
Por cierto, como ya he dicho antes, es muy importante que si las congeláis lo hagáis con la masa cruda, nunca después de fritas.
Pues esto es todo, espero que os gusten tanto como a mi. Nos vemos en la próxima receta.
¡Saludos!