Hacía tiempo que tenía ganas de probar la quinoa. Hasta hace unos días no sabía ni qué sabor tiene. Igual como es una de estas cosas que se ponen de moda y al cabo de un tiempo la gente ya se ha olvidado de ella, no me puse ni a mirar cómo se prepara.
Primera sorpresa: es tan fácil de preparar como un arroz hervido sólo que antes hay que enjuagarlo durante unos minutos, luego os explico por qué. Vamos, que me he hartado de hacer arroz para sushi, que es mucho más complicado, y en cambio nunca había preparado quinoa pensando que era algo difícil y resulta que es muy sencillo.
Algunos datos sobre la quinoa para que todos nos conozcamos mejor:
Parece un cereal pero siendo estrictos, como no está en la familia de las gramíneas, no lo es. En realidad es un fruto seco y, atención celíacos: no contiene gluten. ¿Y qué tiene de bueno que a mi me llamara la atención para probarla? Por lo visto tiene un alto contenido en hierro (¡perfecto para las personas que sufrimos de anemias!) y tiene un contenido de proteínas mucho más alto que cualquier cereal. En la wikipedia hay cifras entre el 16 y el 23%, que no es poco. Vamos a hacer un parón para un comentario: los veganos, que a menudo tienen que soportar preguntas como “si no comes carne de dónde sacas las proteínas?”. Pues éste sería una buena fuente ;)
Si queréis saber más, en el enlace que he puesto de la Wikipedia hay una tabla del valor nutricional. Es un alimento realmente interesante.
Tras saber que se prepara fácilmente y que nutricionalmente es estupenda, ahora ya sólo faltaba que estuviera buena… ¡¡y sí, está riquísima!! tiene un saborcito como a tostado, parecido a un fruto seco, que le da mucho sabor a una ensalada.
La quinoa y yo ya nos hemos hecho grandes amigas y le auguro mucha presencia en las ensaladas fresquitas de este verano.
Ensalada de quinoa, calabacín, habitas baby y pipas
Por ración (sale un plato grande que puede ser plato único)
70 grs. de quinoa
1/2 calabacín
1/2 cebolla pequeña
un puñado de habitas baby
2 cdas. de pipas sin cáscara y sin sal
Para el aliño:
1 cda. de zumo de limón
1 cda. de aceite
sal
pimienta recién molida al gusto
1. Preparamos la quinoa. En algunos sitios dicen que hay que lavarla 2 minutos bajo el grifo para que pierda una sustancia que se llama saponina y que le da sabor amargo. En otros dicen que la quinoa que venden envasada ya ha sido lavada. Yo prové su sabor antes de lavarla y no estaba amarga, así que me creo esta segunda versión, pero si queréis lavarla por si acaso, al gusto de cada uno. Ponemos el doble de agua que de quinoa a hervir. Cuando hierva añadimos la quinoa y la vamos removiendo hasta que absorba todo el líquido. Ya la podremos reservar.
2. Pelamos la cebolla y lavamos el calabacin. Cortamos la cebolla y la salteamos junto con las habitas durante unos pocos minutos. Las retiramos
3. Con la mandolina hacemos hojas muy finas de calabacin. Las escaldamos unos segundos en un poco de agua hirviendo con sal y las retiramos
4. Emplatamos poniendo los ingredientes tirando de creatividad (o siguiendo el ejemplo de cómo lo hice yo si en ese momento no hay inspiración): el calabacin, la cebolla, la quinoa, las habitas y las pipas. Aliñamos con el aliño de limón y aceite y listo para comer.
Es una opción muy fresquita y que sentará de maravilla en estos días calurosos que vienen. Yo me la llevé en un táper y, aunque no quedó tan bien presentadita como en las fotos, se mantiene perfectamente de un día para otro si procuramos llevarnos el aliño aparte y echarlo en el momento de comerla.