Quienes comenzamos a leer en los años 60 recordaremos con añoranza los tebeos de entonces, DDT, TBO y Tiovivo, y a uno de sus personajes más entrañables, creado por dibujante y guionista Manuel Vazquez: El abuelo cebolleta, Argimiro de la Fosa, con barba, bufanda, bastón y un pie vendado, cuyo único afán es relatar sus supuestas peripecias en batallas del pasado, y toda La Familia Cebolleta intentado escabullirse de sus historietas; a base de pesado con los relatos de sus hazañas ha quedado en la fraselogía cotidiana “ las batallitas del abuelo cebolleta”.
Físicamente no me parezco en absoluto a D.Argimiro, pero igual he de darle la razón a mi marido cuando me dice que éste blog se está convirtiendo en las historias de la abuela cebolleta, ya que últimamente recurro más de la cuenta a mi pasado.
Pero es bonito recordar y que no queden en el olvido no sólo las recetas, sino también mis recuerdos y entre ellos mis juegos infantiles.
Con apenas cinco o seis años mi madre me enseñó a jugar al diábolo, ella era toda una experta, este juego malabar con 4000 años de historia fue inventado en China, llegando a Europa a finales del siglo XVII.
¿Qué niña no ha jugado a la comba, a la cuna (nudos), a las chinas (5 piedras), al pase misí, al guiso (siriguiso como le llamábamos en Málaga), a las pelotas (de dos en dos contra la pared o a matar), a las casitas y a las cocinitas?
Pero en las tardes de invierno sobre todo mis preferidos eran los recortables y los cromos.
Aún guardo con cariño más de 30 placas de cromos, sin despegarlos unos de otros, enteras tal y como las compraba entre el año 60 y 65, unas cuantas recientes y las que más me gustan los cromos de mi madre que tienen más de 80 años ¡¡ son mi tesoro !!
Hace unos dias, paseando por el centro de Málaga, cerca del Museo Picasso y a diez minutos del Museo Carmen Thyssen Bornemizsa (dos joyas malagueñas), tuve la oportunidad de “tapear” en un bonito restaurante-bodega abierto recientemente, El Patio, con un aire y decoración muy malagueños, muy de principio de los años 90.
Me gustó la decoración, la comida, el trato del personal, el precio (algo importante hoy en dia), pero me encantó el panfleto publicitario donde por uno de sus lados hay un precioso dibujo de un cenachero y por la contraria una “malagueña salerosa” me hicieron recordar los cromos con los que jugaba mi madre y que yo aún conservo.
Pedí una tapa de ensaladilla, me gustó a pesar de su sencillez y no he tardado en preparar en “Mi cocina”
¿Cómo la he hecho?
Cocer dos huevos y reservar.
Cocer patatas y zanahorias cortadas en trozos cuadrados.
Escurrir bien y pasarlas a un bol
Preparar una mayonesa con un huevo y aceite de oliva virgen extra (de Periana, de Ardales, pero malagueño a ser posible), con una pizca de sal, procurando que quede bien espesa.
Machacar con un tenedor las patatas y salar al gusto.
Añadir un huevo duro picado.
Agregar la mayonesa y mezclar bien todo el conjunto.
Emplatar y rallar el otro huevo por encima.
Acompañar con una vevida que es la especialidad de la casa es el Tito, un trago de vino dulce moscatel con sifón y naranja.
¡¡ Disfruten de Málaga !!