Supongo que ya se habrá notado que soy fan absoluta de la cocina asturiana (bueno, y de la cocina regional española, en general).
La gastronomía asturiana tiene muchas peculiaridades, entre ellas una surtida variedad de quesos de todo tipo, desde el famosísimo cabrales, hasta el más desconocido -pero que es mi absoluta debilidad- Afuegal pitu, un queso picante de color rosado que combina exquisitamente con el dulce de manzana, todo ello, entre una variedad de más de 60 tipos distintos de quesos.
Pero el cabrales, por su parecido con el queso azul y de roquefort, se ha convertido en el representante de los quesos asturianos a nivel internacional y el toque perfecto para muchos de los platos que ofrecen habitualmente los restaurantes. Uno de estos manjares en los que interviene, de forma decisiva el queso de cabrales, porque le da toda la personalidad al plato, es la receta que os traigo hoy.
Ingredientes
Filete de ternera cortado en escalopines (por persona)
huevo
harina
50 grs de mantequilla
200 ml de nata (crema de leche)
75 grs de queso de cabrales o crema de cabrales (En el caso de usar crema de cabrales, hay que procurar elegir una que tenga un alto porcentaje de queso y poco porcentaje de nata (crema de leche), la que yo utilizo tiene una proporción de 99% cabrales -1% nata (crema de leche)).
aceite de oliva
sal
Preparación
Preparamos los escalopines espolvoreando un poco de sal. Los enharinamos suavemente.
Batimos el huevo y rebozamos en el los escalopines enharinados.
En una sartén grande ponemos aceite a calentar y cuando esté caliente doramos los escalopines a fuego medio por ambos lados.
En otra sartén o cazo, derretimos la mantequilla con el queso de cabrales, cuando ya está derretido añadimos la nata (crema de leche), Dejamos cocer lentamente hasta que la crema espese, removiendo de vez en cuando para que ligue bien.
Cuando tenemos los escalopines dorados y la crema de cabrales preparada, disponemos en el plato y a disfrutar.
Consejo
El queso de Cabrales, tiene un sabor muy potente, por lo que conviene no regar los escalopines con la crema, para que cada comensal elija la cantidad de sabor que quiere añadirle al escalopín.